Aunque Kokoscha no se uniera al grupo “Die Brücke” fue uno de sus máximos representantes. Los que se unieron a este grupo pretendían la búsqueda expresiva más allá de todo formalismo y de todo impedimento naturalista: pretendían captar inmediatamente la fuerza emotiva por sugerida por la realidad, que es transformada hasta convertirse en un símbolo; la protesta, que se expresa con la conmoción de los gestos, con la exageración de la forma cargada de tensiones existenciales. La obra de estos artistas representa la primera afirmación del Expresionismo alemán, y se caracteriza por la omnipresente referencia psicológica a un estado de ánimo que consiguen captar la carga emotiva de todo objeto representado a través del espejo deformante de un sentido vital, al cual hacen palpable.
El personaje retratado es la actriz Tila Durieux, de inquieta personalidad, prometida de Paul Cassier, el marchante que durante muchos años se ocupó de la venta de las obras de Kokoscha. El rostro de la joven llena todo el espacio del cuadro; un contorno oscuro, que se difumina en los tonos rosados del fondo, dibuja los hombros, la curva del cuello, el perfil de la mejilla y continúa con la masa de los cabellos. Sobre el fondo manchado de azul, rosa y violeta resalta el rostro de esfinge, con la expresión dura, la boca apretada, los ojos hipnotizadores que parecen escrutar al observador hasta casi invertir la relación. Un retrato inquietante, en donde la auténtica protagonista es la mirada.
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