Kristaps Porzingis es la indudable muestra de la evolución física del baloncesto profesional. Curiosamente, otro letón como Janis Krumins, se convirtió en el primer gigante del baloncesto europeo en la década de los 50's y principios de los 60's y, ahora en pleno siglo XXI, el pequeño país báltico de menos de 2 millones de personas, nos ha vuelto a regalar a otro jugador que potencialmente es otro paso más en la pirámide evolutiva de este deporte.
El baloncesto Sevilla se convirtió en el primer destino del viaje hacia el éxito de Porzingis. Con apenas 15 años dejó el equipo juvenil del Liepajas Lauvas y fichó por el equipo hispalense, donde se empezó a formar en sus categorías inferiores.
En aquel momento, el jugador letón ya destacaba por su larga y estilizada figura, pero le faltaba muchísima masa muscular, lo que le daba una imagen de cierta debilidad. Esa imagen física, mostraba realmente las carencias nutritivas de Porzingis, que padecía anemia, derivada del alto consumo de hierro y vitaminas que tenía su cuerpo en pleno desarrollo para mantener su rápido ritmo de crecimiento.
Era tan alto (201 cm), como delgado (71 kg) y, para ser un teórico jugador interior con la altura que tenía, todavía le faltaba mucha fuerza. Su evolución física y deportiva fue de la mano y, al mismo tiempo que iba cogiendo algo de peso (con nutricionista incluido), seguía creciendo manteniendo intactas sus habilidades de juego.
Era rápido, ágil, atlético y tenía buen lanzamiento de larga distancia. Esas condiciones le hicieron tener pronto otras oportunidades en el baloncesto español y, en la temporada 2012-2013, el Cajasol (Sevilla) del entrenador Aíto García Reneses, le hizo debutar en la liga ACB.
De nuevo, Aíto, el mayor padrino de talento del baloncesto español, hacía debutar en la competición española a un jugador que terminaría llevando su baloncesto a la NBA.
En esa primera temporada tuvo una presencia efímera en la competición, disputando tan solo 7 partidos en la ACB, pero le sirvieron de aprendizaje para lo que estaba por venir.
La temporada siguiente 2013-2014, Kristaps Porzingis se incorporó totalmente a la disciplina del primer equipo del Cajasol y empezó a tener minutos de forma habitual en la ACB.
No tardó en responder a la confianza depositada en él y empezó a fraguar buenas actuaciones, especialmente el 6 de abril de 2014, cuando ante el Real Madrid en el Wizink Center, consiguió 20 puntos en apenas 20 minutos de juego, su record de anotación en la ACB.
En esa primera temporada en la ACB le nombraron miembro del mejor quinteto joven de la competición.
En aquel momento, no tardaron en aparecer las comparaciones del joven Kristaps Porzingis con nombres de primer nivel como Pau Gasol o el alemán Nowitzki, pero el cuerpo del jugador letón seguía creciendo.
Tras esa primera gran temporada completa en la ACB, amagó con presentarse al Draft de la NBA, pero finalmente, terminó retirando su candidatura días antes del cierre del evento.
La temporada 2014-2015 la disputó nuevamente en el Cajasol, que había pasado a denominarse Baloncesto Sevilla y sus números crecieron hasta los 10,7 puntos, 4,8 rebotes y 1 tapón por partido, con unos porcentajes de acierto del 53,1 % en tiros de 2 puntos, el 77,4 % en tiros libres y el 31,3% de tres puntos, lo cual le convirtió en el objeto de deseo de los mejores clubes de Europa y en los equipos que tenían opción a los primeros puestos del Draft de la NBA.
Porzingis era, con apenas 20 años, uno de los jugadores más deseados del baloncesto mundial ya que, poder disponer de un jugador de 221 centímetros con su tiro, capacidad atlética y agilidad, era haber encontrado el auténtico unicornio blanco del baloncesto, un jugador que supondría una redimensión del juego.
Así llegó el 25 de junio de 2015, el día en que se celebró el Draft de 2015 en el Barclays Center de Nueva York.
Porzingis sonaba para los primeros puestos del Draft y los New York Knicks, un equipo de eterno abolengo, le seleccionaron en la posición cuarta de aquella noche.
Todavía se recuerda a algunos de los aficionados de los Knicks presentes en el estadio, pitando la decisión del equipo directivo de los de Nueva York por haber "desperdiciado" un puesto de alto en el Draft con un jugador como Porzingis.
Esa imagen del publico abucheando su elección, espoleó al talento letón y, al poco tiempo de formar parte activa de la familia del Madison Square Garden, se convirtió en el ídolo de una exigente afición necesitada y hambrienta de éxitos deportivos.
Porzingis se convirtió en el jugador de referencia de los Knicks y empezó a devolver la ilusión a los aficionados de Nueva York, con unos promedios en los 72 partidos jugados en su primera temporada de 14.3 puntos, 7.3 rebotes, 1.3 asistencias y 1.9 tapones por partido.
Los números le acompañaron y se llevó en tres ocasiones el premio a Mejor novato del mes en la Conferencia Este, siendo finalmente elegido en el mejor equipo de rookies del año y quedando segundo en la votación final en el Premio a Mejor Rookie del año, únicamente superado por el ganador, Karl Anthony Towns.
A partir de esa primera temporada, Porzingis se convirtió en una estrella de la NBA, un jugador de la nueva hornada de físicos extraordinarios como el del griego Antetokounmpo, con menor potencia física, pero con mayor altura y mejor tiro de larga distancia.
Muestra de su versatilidad y dominio absoluto del juego, en 2017 se hizo en el fin de semana de las estrellas con el Concurso de Habilidades, convirtiéndose en el jugador de mayor altura que gana el evento.
Kristaps Porzingis era una estrella incipiente de la competición, tanto como para ser nombrado All Star en 2018, pero en el momento menos adecuado llegó su peor enemigo en la NBA, la lesión en el ligamento cruzado anterior izquierdo de su rodilla, que incluso le impidió jugar en el partido de las Estrellas de 2018, siento sustituido por el base de los Charlotte Hornets, Kemba Walker.
Esa gravísima lesión le tuvo en el dique seco el final de la temporada 2017-2018 y toda la temporada 2018-2019, lo cual llevó a los Knicks a buscar alternativas como jugador franquicia y tras una reunión con Porzingis acordaron buscar una salida al gigante letón del equipo.
Los Mavericks de Mark Cuban decidieron pescar en río revuelto para intentar mejorar la compañía de la super estrella Luka Doncic y, finalmente, consiguieron hacerse con los servicios del unicornio letón a cambio de DeAndre Jordan, Wesley Matthews, Dennis Smith Jr. y 2 primeras rondas de draft de 2021 y 2023. En la operación también viajaron a Dallas Trey Burke, Courtney Lee y Tim Hardaway Jr.
De esta forma, los Mavericks se hacían con uno de los jugadores con mayor proyección de la liga, pero con la incertidumbre de su total recuperación o no de la gravísima lesión de rodilla.
Sin embargo, la apuesta del equipo de Dallas por Kristaps Porzingis fue total y le ofrecieron el 12 de julio de 2019, un contrato por el salario máximo. La operación se saldó en 158 millones de dólares en cinco temporadas con una opción para el jugador de rescindir el contrato en el quinto año.
Cuban, tras la retirada de Nowitzki, vio la posibilidad perfecta de reconstruir el equipo alrededor de un talento inconmensurable como Luka Doncic y un jugador único en su especie como Kristaps Porzingis.
La unión de ambos jugadores en Dallas empezó a dar réditos a los Mavericks en la temporada 2019-2020, pero nuevamente, una lesión en la rodilla derecha del gigante letón de 221 centímetros ha aplazado la explosión total de su talento en la NBA.
Kristaps Porzingis es, físicamente, un jugador adelantado a su tiempo, un gigante único que puede marcar la diferencia con su físico en la NBA, pero las lesiones han marcando, de momento, tristemente su carrera.
Gran anotador desde todas las posiciones, poderoso reboteador en ambos lados, rápido, ágil, excelente taponador, gran envergadura y altura... un potencial jugador total.
Cuando un hombre como Kevin Durant bautiza a un hombre como un Unicornio del baloncesto, estamos ante un jugador muy especial, probablemente el primer Gigante del Siglo XXI.
Este artículo forma parte del libro "Historias de Gigantes de la NBA"