Revista Cultura y Ocio

Kubik Fabrik, Historia de Usera

Por Antoniobarba
Kubik Fabrik

Logotipo de Kubik Fabrik

Érase una vez unos creadores, milagreros laicos y talentosos, que abrieron una sala de teatro en un barrio que posiblemente jamás imaginó tener una sala de teatro así. Aquella locura maravillosa se llamó Kubik Fabrik y ha estado en cartel seis años, seis años repletos de obras de altísima calidad que han merecido aparecer en periódicos nacionales que han convertido a Usera, a mi barrio, quién se lo iba a decir, en un referente en la escena alternativa de Madrid. Por arte casi de magia, por la Kubik fueron y vinieron obras que nos hicieron pasarlo en grande a sus seguidores, asombrados de la fortuna de contar en este barrio con un portento de estas características. Por desgracia, aquella maravillosa experiencia tuvo que cerrar el pasado verano, y lo ha hecho con una obra, Historias de Usera, que convierte Usera y sus historias en un emocionante retablo teatral de pequeñas piezas encadenadas sobre leyendas urbanas y episodios sucedidos en la historia reciente de este distrito, dramatizadas por autores de primer nivel, inspiradas en gentes sencillas y trabajadoras, las gentes sencillas y trabajadoras sobre las que recae el peso del mundo. El proyecto nació como una aplicación, Storywalker, que permite escuchar  estas mismas historias en los lugares del barrio donde sucedieron. Son historias de Usera, sí, pero podrían ser historias universales de cualquiera de los barrios de este país, de esas que ocurren en las barriadas trabajadoras como la que yo me crié en Carabanchel, con sus bloquecitos de ladrillo visto y los descampados de arena indefinida que tan presentes están en esta obra. El director de Kubik. Fernando Sánchez-Cabezudo, y su tripulación, encabezada por Fabián Ojeda, se han despedido del barrio con una obra que es todo un homenaje. Sobre las tablas de esta pieza, que se pudo ver hasta este domingo en Matadero después de interpretarse en Kubik hasta el pasado verano, se han juntado actores y actrices veteranos junto a un entrañable reparto de vecinos, toda una proeza que da sentido a la vocación de la Kubik de ser un espacio al servicio de los ciudadanos de este distrito. Será difícil, a partir de ahora, no pasar por la calle donde se ubicaba la Kubik y no sentir un pellizquito de nostalgia en el corazón. Se han despedido del barrio y de sus historias, pero ya forman parte para siempre de la historia de este barrio. Buena suerte, compañer@s, muchísimas gracias por habernos hecho tan felices con vuestro arte.


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