Pasaje destacado"Reconozco la voz del hermano menor de mi exmarido, aunque no hablemos desde hace más de diez años. Él no calla, no puede callar. El cielo se ha roto. Los años de desasosiego con el Hijo y el Hombre me han creado una costra en la piel de unos tres centímetros de grosor. Esa barrera contribuye a que mi apariencia sea calma y mantiene mis órganos a una temperatura constante, a pesar de las inclemencias del tiempo.
Por ejemplo, ahora tendría que estar tiritando de frío por la noticia. Aullando. Pero no. Permanezco inalterable gracias a la costra. El hermano del Hombre no lo sabe, no puede saberlo, pensando que tras el tono de voz filtrado por el móvil está la misma niña perdida que conoció hace veinte años y a la que despidió hace unos doce con un par de besos, cuando anunciamos el divorcio. Él no conoce mi costra."
“Kudryavka (Perra de pelo rizado, 2023)” es la primera novela de la autora Xenia García. Sevillana de nacimiento, estudió Ciencias de la Información y es Máster en Escritura Creativa por la Universidad de Salamanca. Previamente, había publicado un par de libros de relatos, como “Cárceles de azúcar”, obra con la que ganó el 57º Premio Libro de Cuentos Fundación MonteLeón. Con “Kudryavka (Perra de pelo rizado, 2023)”, ha ganado el prestigioso Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, en su edición XXIII. La escritora y también periodista, actualmente alterna su pasión por la escritura con su labor de comunicación en la Comisión Europea.
Intento recordar, pero no lo consigo, no consigo recordar cómo fue que llegué hasta esta increíble novela. Lo primero que me viene a la cabeza si pretendo describirla con una sola palabra es “original”, aunque también me vienen otras: estremecedora, brutal, aterradora.
La trama a grandes rasgos sin spoiler
La historia comienza cuando Pepa, recibe la llamada telefónica de su excuñado, dándole la triste noticia de que su exmarido, al que hacía más de diez años que no veía, ha muerto de un infarto. Le cuenta también que en su vivienda se ha producido un incendio, pero nadie, ni siquiera la familia del muerto, sabe explicarle exactamente lo ocurrido.¿Estás con el Hijo? No le digas nada, por favor. Aún no sabemos qué ha pasado. La policía ha precintado su casa. Ha habido un incendio. Ya te contaremos.
Saltándose el precinto policial a escondidas, se mete en la casa de el Hombre a investigar, a encontrar pistas sobre su muerte, entre sus papeles, en su móvil, en su ordenador, en las anotaciones en los márgenes del último libro que dejó sin terminar. Pepa siente remordimientos, porque hace unos días él la llamó y no le cogió el teléfono ¿Qué quería decirle? ¿Habrían cambiado las cosas si ella hubiera hablado con él?
Pienso: El padre se ha ido. El Hombre me llamó por la tarde y yo no quise cogerlo. Jamás sabré qué quería de mí. Me han dicho que no puedo decirle, contarle. Y el Hijo, el Hijo siempre arrastrará un por qué sin que pueda ser respondido. A mí siempre me desbordará la culpa. Mi costra supura: ojalá te mueras.
Allí, hurgando entre las cosas del Hombre, entre tantos instantes y momentos compartidos, una Niña descalza y sucia, la Niña, que vive en el mismo edificio con su madre, aparece y desaparece colándose en la casa como por arte de magia, como si todo le resultara sumamente familiar. Y allí, revolviéndolo todo, se encontrará con algo totalmente inesperado, inaceptable, tremendamente doloroso y desgarrador. Algo que no tiene claro si contar a la familia, al mundo, o callar, para no desprestigiar ni manchar el nombre de un muerto. ¿Dejar que todo quede como está? ¿O intentar hacer justicia?
Pepa lleva consigo desde la infancia fuertemente adherida a la piel, una imaginaria costra de tres centímetros, una especie de coraza que la protege de la maldad, del mundo exterior y para intentar desprenderse de ella, acude a terapia. M., su psicóloga, le pide que le hable de su vida, de sus padres, de su tormentosa relación con el Hombre, con el padre, con el Hijo, el hijo de ambos. Y así, Pepa regresa mentalmente a su infancia de niña fea con manos bonitas siempre a falta de cariño, cuyo mayor deseo es tener una muñeca para poder contarle sus cosas.
Le he dicho a mi madre: Lo que quiero, más que nada en el mundo, más que una hermana, más que una bici, más que ser linda, más que una madre que haga de madre y entienda que no solo tiene cinco varones, es una muñeca. Lo de la madre que haga de madre, me lo callo, claro. Para ahorrarme la paliza y los gritos y porque yo sé que ella sabe sin necesidad de palabras. Le digo: Una muñeca es una amiga.
Sesión tras sesión, Pepa se enfrenta a sus antiguos y nuevos fantasmas, a sus traumas, a lo no superado, a todo eso que queda dentro y que en algún momento hay que sacar.
Cada vez que vengo a la consulta de M. soy de nuevo esa niña de doce años. Pero ya no soy un ser feo con manos bonitas. Me obligaron a ser guapa, a comportarme como una persona bella, a medir mis palabras, mi genio, a planchar mi pelo rizado, a no sentarme abriendo las piernas y esconder mi sexo para que no les perturbe. Me domaron, alimentaron la costra de mi piel, esta armadura de tres centímetros que me protege y que a veces se reseca tanto que se quiebra, supura un líquido lechoso que deja penetrar la inmundicia y que me transforma de nuevo en una niña de doce años.
Y hasta ahí puedo contar. . . Los puntos fuertes de la novela
✔ Quizás lo más destacable de la novela, lo que más llama la atención sea la originalidad del estilo de la narración. Si lo que se cuenta ya estremece, la forma de exponer, de contarlo, suma desgarro al relato, lo hace más especial aún: los capítulos son cortos y los recuerdos de la protagonista se narran desde las voces bien diferenciadas de tres personajes: a través de la propia Pepa, a través de su exmarido, El Hombre y a través de La Niña que nos cuenta que pinta ella en esta historia.
Según palabras de la propia autora:●Pepa se expresa con un lenguaje seco y directo determinado por oraciones cortas.
Los primeros latidos del corazón del Hijo. Las primeras brazadas en el líquido amniótico. El primer llanto a la vida. Los ojos del Hijo en los ojos del padre. El alumbramiento agarrándose al pecho de la madre. Los ojos de la madre. Los primeros pasos del Hijo de la mano de la madre. Los primeros tropiezos de la mano del padre. El abismo acechando entre el padre y la madre. La costra abriéndose paso en la piel de la madre. Engrosando. La mano del padre despidiéndose. La primera vez que se marchó. La mano del padre soltando la del Hijo. La mano de la madre desatando las noches. Nuevos pasos del Hijo. La primera caída. La segunda caída del Hijo.
● El Hombre, para resaltar la disonancia mental, utiliza muchas frases subordinadas. El enfermo mental es un exiliado de su propia realidad. Uso la segunda persona con el personaje del Hombre para reforzar esa disociación que experimentan tanto los enfermos como las víctimas de abuso. Es la voz del monstruo que todos podemos llevar dentro.
● Mientras que La Niña. . . Me costó mucho definir el estilo de la niña, al final me decanté por una tercera persona porque, aunque conocía casos, no era capaz de ponerme en la piel de una menor abusada.
✔ Un título muy llamativo: Kudryavka significa en ruso “perra de pelo rizado”. Ese era el nombre original de Laika, la perrita que fue enviada al espacio antes de que los soviéticos pensaran que ese nombre no era interesante y decidieran cambiarlo. La infancia de la protagonista coincidió con el envío de Laika al espacio, donde murió, por mucho que los rusos intentasen ocultarlo al mundo manteniéndola falsamente con vida. A Pepa, que tenía el pelo rizado, la llamaban también Kudryavka y así se sentía ella a los doce años, un cachorro de pelo rizado perdido en el espacio sideral, perdida en su propia y triste realidad.
Es 6 de enero y Laika está podrida en el espacio. Laika es una perra callejera, rusa, mestiza, al servicio del hombre y de su sueño tecnológico conquistador. Pesa cinco kilos y tiene tres años. Hace cuarenta años estuvo muerta, podrida en el espacio. Antes de ser Laika, se llamaba «Pequeña de pelo rizado». Luego pasó a ser «Ladradora». En el espacio no hay días ni meses ni pelos rizados.
✔ Salvo la protagonista principal, los demás personajes no tienen nombre. Tan solo son el Hijo, el Hombre y la Niña. En esta novela determinada lo considero apropiado, sobre todo en el caso del Hombre (también con La Niña), se agradece esa impersonalidad, dada la inmoralidad, la brutalidad de lo que se está contando, suena mejor así. Así, sin nombre, El Hombre es tan solo un ser casi sin entidad ¿depravado? ¿mentalmente enfermo?
✔ Xenia García cogió la idea de la trama a raíz de una noticia que leyó hace un tiempo y que narraba cómo una mujer había descubierto material delicado en el ordenador de su marido y en vez de denunciarlo, se lo calló. “A diferencia de la historia real, yo he preferido que el hombre estuviera muerto, así Pepa no podía interrogarle sobre las imágenes que había visto”, dice la autora, que advierte de la gran transformación que la protagonista experimenta en la novela: “Parte de un total desconcierto mezclado con dolor, odio e ira, pero, al final, la compasión se apodera de sus sentimientos”.
✔ Desde mi punto de vista, esta novela es pura denuncia social, por los temas que trata y por cómo los trata. La base de la trama es la pederastia y la pedofilia, las dos cosas, porque de las dos hay, también la culpa.
La violencia de la culpa es devastadora. ¿En qué parte del cuerpo alberga una mujer la culpa? ¿En el coño? ¿Y la nostalgia? ¿Dónde guardamos la nostalgia?El Hombre me mete la culpa en la boca. No solo quiere el castigo impuesto desde fuera. El Hombre me mete la culpa en la boca y me pide que la mastique. Mastica, Pepa. Mastica, coño. La culpa como una forma de violencia, de control, de agarrarte por el brazo, de atarte las extremidades con lazos negros. Trágatela, Pepa. Además de castigo, el Hombre anhela escarnio público y arrepentimiento.
Pero se abordan otros como el suicidio, las reacciones ante la muerte y los secretos inconfesables que nos dejan los muertos.
Los vivos somos una cordillera de primeras veces. Los muertos son, para los vivos, una constante cacería de últimas veces compartidas.
Y se denuncia al Opus Dei, no como tal, la autora lo llama aquí la Obra, pero se sobreentiende. La familia del muerto son todos de La Obra, y por eso prefieren callar, ocultar, como oculta la Iglesia Católica los abusos cometidos por muchos de sus miembros. “Hay una cierta hipocresía por parte de todos. Quería romper un poco la dinámica de la novela y denunciar sus prácticas”, afirma la autora. “En todo momento mi pretensión ha sido mostrar cuál es el tratamiento que las familias pertenecientes al Opus Dei dan a la pedofilia y al suicidio”. Parece ser que a Xenia intentaron captarla y eso la marcó.
Ninguno llora. Conozco ese simulacro de afecto y la educación tan controladora de las emociones que ejercita la Obra en sus familias. Se les pide que den la respuesta adecuada en cada momento. El recato en los sentimientos es preceptivo. En los clanes de la Obra, todos saben. El conocimiento dosificado es la masilla perfecta para mantener el ideal de familia. Me sorprende que no conozcan y que lo asuman con esa fría naturalidad, con la franqueza implícita en la mentira.
✔ En los agradecimientos del final de la novela, la autora explica lo mucho que se ha documentado para escribir sobre todos estos temas tan peliagudos. Ha contado con la ayuda de psicólogas, de una jueza, de agentes de delitos tecnológicos, de una psiquiatra, de diversos abogados y de “Opus Libros”, una web que sirve de punto de encuentro para las personas afectadas por la Organización.
Resumiendo: "Kudryavka (Perra de pelo rizado)” es una novela que retrata la figura del pedófilo, del pederasta y lo hace de una manera arrolladora, tanto en la forma como en el contenido. Una novela impactante que te lleva a replantearte varias preguntas de las de siempre, de esas que una y otra vez te cuestionas, ¿el monstruo nace o se hace? ¿somos fruto de aquello que hicimos o de lo que dejamos de hacer? ¿de lo que nos hicieron?"
No sé si recordar es acceder a los rincones del pasado o crear nuevos caminos donde albergar mis propios miedos del presente.
¿Os recomiendo leer esta novela?por supuesto, porque creo que hay mucho talento reunido en ella, porque la prosa de Xenia García hay que conocerla, disfrutarla, y porque esta lectura ha sido para mi un gran descubrimiento que estoy encantada de poder compartir con tod@s vosotr@s.
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: