Revista Cine
Director: Philippe Garrel
Hace mucho tiempo que quiero ver la filmografía de Philippe Garrel. Esta semana se estrenó su última película, "L'Amant d'un jour". Comenzar por lo último, por qué no. ¿A qué ritmo? Quién sabe. Pero, por lo menos, no estaría mal comentar esta trilogía, en blanco y negro cinemascope, de películas de no más de hora y cuarto que versan sobre las relaciones humanas y el amor, se defina como se defina. Qué conste, por lo demás, que Garrel sólo filma en 35mm, aunque no sé si El Biógrafo, que es el cine que tiene este filme en cartelera, lo exhibe en celuloide (olvidé preguntar; es decir, me dio vergüenza; o dicho de otro modo, no me atreví; eso: no me atreví). Cómo sea, demonios, qué belleza y delicia ver una película así en el cine. En el cine, maldita sea.
"L'Amant d'un jour" es una película sencilla, una pequeña y deliciosa joya cinematográfica sobre las relaciones entre hombres y mujeres, contándonos una historia de rupturas, enlaces, amoríos, infidelidades, pensamientos, sentimientos, impulsos, decisiones y sobre las vueltas, las complejidades y las contradicciones de la vida, sus alternativas y sus maldiciones, lo dulce y lo amargo, con una mirada transparente, prácticamente despojada de todo artificio y grandilocuencia dramática (instantes filmados, instantes), expresada a través de esta puesta en escena, exquisita por lo demás (esos primeros planos... ese dominio de la luz... la cámara, un ente vivo, que respira casi...), que también es puro arte, lo cual es bello, porque ¿no es la vida, acaso y en cierta forma, arte? La vida transformada en arte, por Philippe Garrel. La vida hecha literatura, música. La vida hecha cine. Y el cine transformándose en un soplo, un suspiro de vida.
El argumento, si vale la pena mencionarlo, comienza cuando Esther Garrel, que acaba de terminar con su novio (el cual la echó del departamento), se va a vivir con su padre, profesor de filosofía en una universidad, que vive con su pareja, estudiante suya que tiene la misma edad que la chica Garrel. Parejas que rompen, parejas que están en pleno apogeo, parejas en ciernes...
Es temprano para intentar hablar sobre el estilo Garrel (sería pedante de mi parte intentarlo habiendo visto esta sola película), pero me gusta su propuesta, lo que se deja entrever, sus intereses e inquietudes, sus mecanismos, sus imágenes y sus palabras... El mejor Garrel está por venir y ya puedo sentirlo, palpitarlo.
Por ahora sólo queda recomendar esta delicia, esta exquisitez.
...debería retomar, por lo demás, el cine de Hong Sang-soo...