Revista Maternidad

L’ennui

Por Lamadretigre

L'ennuiUna de mis teorías educativas que más perpejidlad suscitan es la del ennui, bendito ennui. He utilizado la palabra francesa porque tiene un glamour que ni el español, ni el inglés, ni el alemán han sabido plasmar con justicia en vocablos tan descorazonadores como aburrimiento, boredom o langeweile, que ya fonéticamente le quitan a uno las ganas de todo.

La desafortunada similitud del término español con aburramiento nos hace emparejar injustamente aburrimiento con atocinamiento, como si el mero hecho de aburrirse fuera una bajeza intelectual. Boredom por su parte tiene un deje caústico que nos hace pensar en el Mount Doom de Mordor donde Frodo se dejó, además de un dedo, las ganas de seguir viviendo. De langeweile mejor ni hablamos, nadie como un alemán para quitarle la chispa a cualquier cosa.

Tedio evoca el zumbido de una mosca, es algo molesto. No así el ennui. El ennui  es sofisticado, glamouroso y refinado. Ennui implica sosiego, paz y espacio. Espacio para pensar, elucubrar y gestar grandes ideas. La gente que anda siempre muy ocupada rara vez tiene algo interesante que decir.

Aburrirse es un arte. Una disciplina fundamental que hay que aprender desde pequeño. Una destreza vital sin la cual nos volvemos cansinos y dependientes y, lo peor, aburridos. Los niños deben aprender a aburrirse porque sólo así aprenden a entreternse y a disfrutar. El aburrimiento es además una habilidad necesaria para sobrevivir a la vida diaria que transcurre entre horas muertas de colas, salas de espera, trayectos en coche y todas esas rutinas en las que uno, por definición, se aburre.

Cuando una persona no sabe aburrirse como mandan los cánones afronta estas situaciones con engorro e impaciencia. Los niños no iban a ser menos. Niños que se quejan constantemente, niños que no cesan en un sin vivir de cuándo nos vamos, me aburro, cuánto falta y demás coletillas diseñadas para ponerle a cualquiera los nervios de punta. No es que estos niños lleven el gen del plomazo en su ADN, es que no se les deja aburrirse lo suficiente.

A los niños de hoy en día se les entretiene en demasía, se juega a la distracción. Si el niño se aburre se le pone la tele, si no la Wii, si no se les lee o se contrata una nanny para que les haga el brum brum del cochechito. Pero rara vez se les deja a su libre albedrío, aburridos, para que puedan aprender a pensar y descubrir tranquilamente a qué les gustaría dedicar su tiempo libre.

Como hija única me he aburrido mucho, lo que significa que no me aburro nunca. Por eso me gusta barrer, porque me da tiempo para pensar mientras me contoneo al ritmo del escobón. Con mis hijas, siendo cuatro, lo tengo más difícil. Por eso me empeño en que se aburran todo lo posible. Viajamos sin DVDs, ni iPads ni cantidades ingentes de juguetes y libros para colorear. Nosotros nos movemos a pelo para asegurarnos de que tienen tiempo de charlar entre ellas, mirar por la ventanilla y aburrirse, sobre todo, aburrirse. Todo lo posible. Les encanta viajar. Y da gusto viajar con ellas. Sólo así hemos podido hacernos Munich-Marbella-Munich en coche con las cuatro y disfrutarlo. Todos.

Cuando me dicen que se aburren no me apresuro a darles ideas y sacarles los juguetes de los que nunca se acuerdan. Les digo que me da pena, que sólo la gente aburrida nunca sabe qué hacer. Y funciona. No pasan ni cinco minutos y ya están enfrascadas en algo, por muy nimio que sea.

El entretenimiento continuo es contraproducente a la larga. Lo tengo comprobado en verano. En la playa no se aburren jamás. Las tenemos todo el día en danza de un lado para otro. Los ratos que pasamos en casa, para mantener un nivel de decibelios soportable para los abuelos, les ponemos mucho la tele. La vuelta a casa es dramática. Se aburren, se quejan y se pelean continuamente. Me piden tele cada cinco minutos y están mucho más pesadas de lo habitual.

Me cuesta una semana de desintoxicación sin tele ni añadidos para que vuelvan a aprender a estar. A ser. Y a disfrutar.

Aburrise es buenísimo. Créanme.


Archivado en: Domesticación de las fieras Tagged: Aburrimiento infantil, Educación, Entretenimiento infantil, Familia, Familia numerosa, Hijos, Madres, Marbella, Niños, Padres, Vacaciones, Viajar con niños
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