C. S. Lewis, en su obra "La abolición del hombre" muestra cómo el dominio técnico de la naturaleza es, al final, dominio técnico de unos hombres sobre otros hombres y sobre las generaciones venideras, que sólo tiene como remedio intrínseco la aceptación de que existen cosas que nadie debe hacer.
Un artículo reciente en Nature sobre la aplicación de la técnica CRISPR sobre embriones humanos sólo es capaz de ver que todavía tiene riesgos por su imperfección técnica, y dejan al consenso social (fácilmente manipulable) la decisión sobre su empleo.