La abuela, la esperada película de Paco Plaza, es una magnífica obra sobre el miedo más humano y más común: envejecer. El temor a la decadencia física, y a su consecuencia directa, la muerte, es siempre el gran tema del género del terror: que se puede dividir a grandes rasgos en gente que muere en formas horribles, o gente que vuelve del más allá para perseguirnos. Todo lo que nos recuerda nuestra propia mortalidad. Esa imagen fantástica de lo que nos espera sin excepción, es el gran motor de todos los miedos. Plaza hace una radiografía macabra, casi sádica, de lo que nos puede aterrorizar sobre hacernos mayores: la decadencia física y orgánica, la enfermedad, la pérdida de control sobre nuestras propias vidas, en una estrategia que puede recordar a la terrible Amor (2012) de Michael Haneke. Pero antes de que nadie piense que Plaza se ha entregado a eso que llaman 'terror elevado' -que tampoco tendría nada de malo- hay que decir que el director de Rec (2007) y Verónica (2017) usa todos los trucos de un maestro para generar miedo. Hay sustos y de los buenos. No sé si La abuela es la mejor película de Plaza, pero sí que tras Verónica y la estupenda Quien a hierro mata (2019) al director se le ve en plena forma, en completo dominio de los recursos de lenguaje del cine, en la madurez de su oficio. Lo que hace de esta cinta un feliz encuentro, ya que Plaza pone en imágenes -de forma soberbia- un guión de Carlos Vermut -Magical Girl (2014)- que es un divertido ejercicio de género que tiene mucho que ver con su interés por el universo femenino, con esa mezcla tan suya entre lo cotidiano y lo fantástico. Vermut conecta aquí, además, con la mitología de una de las figuras más arquetípicas del relato de terror, que podría hacernos pensar también en Dario Argento. Un guión sugerente y una puesta en escena brillante se complementan con dos interpretaciones muy potentes, que son verdaderos hallazgos, como son la prometedora Almudena Amor, capaz de, con una mirada, sugerir todo el subtexto de la película, y por supuesto, Vera Valdez, como Pilar, esa abuela escalofriante y, sin embargo, humana. La abuela es una película única, además, porque esconde un enigma que se desvela en la primera secuencia. No dejéis de verla.