Revista Asia
Todo sucedió a finales de mayo de 2010 por la madrugada. Un grupo de misioneros evangélicos, compuesto por seis personas (dos chinos y cuatro surcoreanos), cogieron un barco desde la ciudad de Dandong, una de las ciudades quizás más cercanas en la frontera entre Corea del Norte y China, cruzaron el río Yalu y llegaron sin que nadie se diera cuenta a Sinuiju. Subieron en la zona más alta de la ciudad y lanzaron al aire unas 200.000 papeletas que explicaban como funcionaba exactamente el régimen norcoreano, versículos de la biblia y el crecimiento económico de Corea del Sur. Inmediatamente cogieron otro barco y regresaron de vuelta a China observando como aquellas piras inundaban Sinuiju.
La alerta fue de tal magnitud que las autoridades locales tuvieron que contactar urgentemente con Pyongyang. Por este motivo, la seguridad en dicho río aumentó siendo tiroteado injustamente por los soldados norcoreanos unos comerciantes chinos que cargaban mercancías, confundidos como surcoreanos que intentaban entrar en el país. Esto provocó una pequeña confrontación diplomática a nivel local aunque por la tranquilidad que existió aquel momento el asunto parece ser que se solucionó rápidamente. Quizá algunos habitantes de la ciudad norcoreana hayan leído dicha papeleta, lo habrá escondido y hablado con el entorno más cercano.
En las redes sociales, dicha acción está siendo muy debatida. Alrededor de un 60% de los internautas están a favor y 40% en contra. Soy de las personas que valoro el sacrificio de los pastores evangélicos coreanos en China por proteger a los desertores. Es realmente admirable. Pero de ahí a cruzar aquella peligrosa frontera a hacer algo así pues sinceramente puede ser una cosa impulsiva. Hace días, Corea del Norte dijo que entregaría a las autoridades de Corea del Sur a seis surcoreanos que estaban en haciendo actividades parecidas. ¿Coincidencia? Puede ser. Quizá cada uno tenga sus propias conclusiones. El diario de Corea del Norte