Para utilizar la visualización creativa con objeto de crear lo que quiere en la vida, debe estar dispuesto a aceptar lo mejor que la vida puede ofrecerle: su «bien».
Por extraño que pueda parecer, a muchas personas les cuesta aceptar la posibilidad de tener lo que realmente quieren en la vida; esto se debe, por lo general, a ciertos sentimientos básicos de inmerecimiento adquiridos a temprana edad. Se trata de una idea arraigada en nuestro interior, que viene a decir: «Como no soy realmente muy bueno —digno de ser amado, merecedor de ello—, no merezco tener lo mejor».
Este convencimiento va, por lo general, ligado a sentimientos contradictorios que le dicen que es usted perfectamente bueno y que merece lo mejor. Pero, si observa que tiene dificultades para imaginarse en las circunstancias más maravillosas posibles o que le asaltan pensamientos como «nunca podré tener esto» o «a mí esto no podría sucederme nunca», no estaría de más que se cuestionara la imagen que tiene de sí mismo.
La imagen que tiene de sí mismo es lo que opina de sí mismo. Es, a menudo, compleja y polifacética.
Para ponerse en contacto con los distintos aspectos de su propia imagen, empiece por preguntarse: «¿Qué opinión tengo ahora sobre mí mismo?» varias veces al día en diferentes situaciones. Empiece a tomar conciencia del tipo de ideas o imágenes que alberga en su mente acerca de sí mismo en diferentes momentos.
Es muy interesante ponerse en contacto con la imagen física que tenemos de nosotros mismos, preguntándonos: «¿Cómo me veo en este momento?». Si se ve desgarbado, feo, gordo, delgado, demasiado alto o demasiado bajo, ésa puede ser la clave de por qué no se ama usted lo suficiente como para concederse lo que verdaderamente se merece: lo mejor.
Con frecuencia me quedo sorprendida al descubrir la cantidad de personas atractivas que se ven feas, inútiles, no merecedoras de nada positivo.
El cambio está en ti. Eres lo que eres y tu misión es potenciar todas tus cualidades positivas.