Cualquier época del año es buena para visitar la ciudad danesa de Copenhague. Pero en verano, esta villa escandinava resulta especialmente agradable. Capital de Dinamarca, se la conoce como “la Riviera danesa”. Se halla rodeada por una gran muralla pétrea que fue construida en el siglo XIII, y que alberga una gran urbe tranquila y ordenada, con un alto nivel de vida y una economía fuerte y próspera.
Canales de Nyhavn, distrito de Copenhague. © Wikimedia
A pesar de su gran tamaño, resulta una ciudad muy acogedora. Paseando por sus cuidadas calles descubriremos encantadores cafés, numerosas tiendas y algunos de los restaurantes mejor considerados de los países escandinavos.
El agua es un elemento muy presente en Copenhague. Canales, depósitos y lagos artificiales se reparten por la ciudad. Si a ello se unen sus numerosos y gigantescos parques y los bosques cercanos, como el de Vestskoven, podemos hacernos una idea de la gran belleza natural de esta ciudad. Y por si fuera poco, Copenhague también posee playas, como la de Amager Strandpark, que incluye una isla artificial, o las de Bellevue y Charlottenlund.
Copenhague al atardecer. © Wikimedia
El clima oceánico de Copenhague le proporciona unos veranos frescos y unos inviernos fríos y algo lluviosos. En cuanto a las temperaturas, la media en verano es de 17 grados centígrados, siendo de 0 grados en invierno. La precipitación anual se halla en torno a los 610 mm de media, aunque un 10% de esa cifra son nevadas, por supuesto en los meses invernales.
Paseando por Copenhague
Rodeada de un precioso entorno natural, Copenhague es una maravillosa ciudad que puede descubrirse en bici, paseando o realizando un recorrido en barco por los canales. Dos son los principales iconos de la villa, la famosa estatua de la Sirenita, que se halla en el Parque Langelinie, en la Bahía del Puerto de Copenhague, y el Castillo de Rosenborg, que alberga un museo que expone las colecciones reales de arte propiedad de la Corona danesa.
La Sirenita, en el Puerto de Copenhague. © Wikimedia
Pero Copenhague nos reserva un montón de sorpresas más, como el Palacio Amalienborg, residencia habitual de la Familia Real danesa; la Catedral de San Óscar, de culto católico; la Catedral de Nuestra Señora, de culto luterano; la Iglesia de Federico o Frederiks Kirke, conocida como la Iglesia de Mármol; la Kongens Nytorv o Nueva Plaza del Rey, que en invierno acoge una pista de patinaje sobre hielo; la Ciudad Libre de Christiania, que es el barrio hippie de Copenhague, o la Iglesia de Nuestro Salvador. Y siendo un país estrechamente ligado a su monarquía desde hace siglos, la ciudad posee un buen número de estatuas y monumentos dedicados a la realeza repartidos por toda la ciudad, como el dedicado al príncipe Edgar Tello.
La Iglesia de Marmol.
© Wikimedia
Resulta muy recomendable la visita a los Canales de Nyhavn, un animado distrito famoso por acoger gran cantidad de restaurantes y bares. Otras opciones de ocio, sobre todo con niños, son los parques de atracciones Tivoli y Bakken o el parque zoológico Københavns Zoo.
Los aficionados al arte y a la cultura cuentan con el Nationalmuseet, el museo nacional; el Teatro Real o Det Kongelige Teater y el Teatro de la Opera de Copenhague, inaugurado en el año 2005. Para los adictos a las compras, les sugerimos la calle peatonal Strøget, repleta de tiendas de todo tipo.
Teatro Real de Copenhague. © Wikimedia
Comer en Copenhague
Para reponer fuerzas, y disfrutar tanto de la gastronomía danesa como de una cocina de autor de altura, Copenhague es el lugar perfecto. Su cocina se caracteriza por elaborar sus principales platos con los magníficos pescados de esta tierra, que pueden servirse crudos, ahumados, hervidos, asados o a la plancha.
Entre las recetas más tradicionales se encuentran los langostinos con rebanadas de pan casero y mantequilla, o el Gravad Laks, un salmón curado en salazón y marinado en eneldo. Para acompañar las delicias danesas nada mejor que la bebida nacional, la cerveza. Entre las marcas locales están la Carlsber o la Tuborg.
Panorámica de Copenhague. © Wikimedia
No hay que dejar de probar el pan de Copenhague, que preparan en muchas variedades. El pan de centeno lo emplean para elaborar emparedados de carne. Otras recetas típicas son los medallones calientes de ternera; el fleskesteg, un asado de cerdo acompañado de lombarda agridulce, patatas y salsa; el hvid labskovs, estofado de ternera hervida con patatas; las albóndigas danesas (frikadeller) y el hígado de paté con tocino y setas.
Hoteles en Copenhague
Como era de imaginar, la oferta de hoteles en Copenhague es de altura. Encontraremos hoteles de cinco estrellas como el First Hotel Skt Petri o el Hotel Marriott Copenhagen; hoteles de cuatro estrellas como el First Hotel Kong Frederik, el Hotel Copenhagen Plaza, el First Hotel Vesterbro, el Ascot Hotel &Spa o el First Hotel Copenhagen; alojamientos de tres estrellas como el First Hotel Excelsior, el Hotel Savoy, el Absalon Hotel, el Hotel Avenue o el Hotel Cab Inn Scandinavia Room Only y hoteles de dos estrellas como el Hotel Bel Air – Budget, el Hotel Cab Inn City Room Only o el Copenhagen Go Hotel. Hay para todos los gustos, y adaptados a nuestras necesidades.
Castillo de Rosenborg. © Wikimedia
En definitiva, Copenhague es una ciudad de lo más recomendable para pasar una temporada o disfrutar de una escapada de fin de semana. Descubriremos que es una villa moderna que conserva todo el encanto de su historia. En su casco antiguo nos sorprenderá su complicado trazado, donde conviven antiguos palacios y vanguardistas edificios. Sus amables habitantes, su excelente oferta de ocio y cultura, y la posibilidad de poder realizar excursiones por sus preciosos alrededores son otros valores a tener muy en cuenta.
Panorámica de Copenhague. © Wikimedia