La acompañante, de Arwen Grey

Evelyn Fairchild es una dama en apuros.

Como a su heroína de novela favorita, solo le queda un remedio para escapar del hombre que la persigue: huir cuanto antes.

En la hermosa Bath, perdida entre mentiras y asustada, encuentra refugio en casa de los Moorehouse, que la acogen sin saber el terremoto que les va a caer encima.

Cecil sabe que Evelyn miente... y además lo hace muy mal, pero no puede evitar sentir curiosidad y ternura por ella. Unas emociones desconocidas hace tiempo, porque él ha dejado la vida por imposible.

Sin embargo, ahora su aparentemente aburrida existencia va a dar un vuelco. Para empezar, ya no podrá dedicarse a su oficio secreto en paz.

Malentendidos, muselina, monstruos, monóculos, bonetes, narices horribles, gruñidos, insultos a la gente del campo, y todo lo que se espera en una novela de regencia... O no.

No soy lectora habitual de novela romántica. Me cuesta meterme en este tipo de historias, lo reconozco, así que trato de leerlas y comentarlas como si se tratara de un libro "mainstream", teniendo en cuenta siempre las especiales consideraciones que definen este género (como hago con todos los géneros, que todos tienen sus clichés y sus estructuras).

En este caso, me encontrado con una novela (breve) que recuerda mucho en su forma a las historias clásicas del siglo XIX. Es decir, no a las novelas actuales sobre épocas antiguas, que suelen trasladar al pasado actitudes y "moral" de ahora de un modo bastante inverosímil.

En "La acompañante" vemos personajes, comportamientos y formas de hablar que se corresponden bastante fielmente con lo que una esperaría de un autor decimonónico (aunque la relación de cierto personaje de edad con otro podría ser algo "atrevido" en esa época). La prosa es correcta, elaborada y prolija, y el vocabulario, amplio.

Los personajes no caen en la desenvoltura de las "heroínas rompedoras" que pueblan las novelas de "época" de hoy en día (salvo por ciertas osadías de la protagonista, que son reprobadas por otros personajes, y la relación que mencioné antes), sino que son similares a las que se podrían encontrar por ejemplo en las páginas de Jane Austen (salvando las distancias). Eso quiere decir, entre otras cosas, que se trata de un romance sencillo, pragmático y sin sexo explícito, basado en la estructura de una comedia de enredos y de falsas identidades, que busca la ligereza y el humor sin complicaciones.

No es la primera novela de Arwen Grey que leo, así que no me sorprende la caracterización un tanto inusual de los personajes, en especial del protagonista masculino, que, en el fondo, no deja de ser un "antihéroe" alejado de las perfecciones con que se describen estos roles en el género. También es verdad que hay demasiada "bondad" en el elenco, o quizás falta un poco de gris en las caracterizaciones morales. Los dilemas o conflictos se resuelven con mucha facilidad debido a esto. El pequeño misterio introducido por las inclinaciones lectoras y a la fabulación de la protagonista sobre su autora favorita también es algo previsible, sin embargo, no es determinante en la historia, pues básicamente sirve para la caracterización de algunos de los personajes.

Para los tiempos que corren es una lectura amable que nos traslada a la Inglaterra de la Regencia, ambientada en la ciudad de Bath, de la cual echo en falta un poco más de descripción, aunque la documentación y ambientación en cuanto a costumbres está bien lograda, apareciendo en detallitos y pinceladas, sin necesidad de soltar rollos wikipedia ni hacer alardes eruditos. Para mí eso es meritorio.

En resumen, una novela para los aficionados a este género que busquen un poco de desenfado, enredos, ambientación de época, con trama sencilla y personajes peculiares, bien documentada y con una redacción que destaca.

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