Según investigaciones recientes, el impacto de amar a alguien que nos ha rechazado tiene un sustento biológico. Un estudio publicado recientemente en un diario de neurofisiología remite que, para aquellos que han sido rechazados recientemente, el cerebro podría considerar al sujeto amado como una adicción, anhelándolo tanto como a sustancias químicas adictivas como la cocaína.
El estudio se llevó a cabo mediante un escaneo del cerebro a 15 personas diferentes que habían sufrido un rechazo amoroso hacía poco tiempo (un promedio de 63 días antes del estudio). Ninguno de los participantes había estado casado con sus parejas, pero había mantenido una relación de aproximadamente 21 meses, y se encontraban alrededor de los 20 años de edad.
Cada participante debía visualizar una fotografía del sujeto amado y una de otra persona que no inspirara ningún tipo de sentimiento bueno o malo. Entre cada exposición a estas imágenes, los participantes debían contar hacia atrás, como una manera de distraerse, movilizando la sangre a las áreas del cerebro que no se encuentran conectadas con las emociones.
Los investigadores encontraron un aumento de la actividad en el camino cercano a la case del cerebro, asociada con una adicción profunda hacia la cocaína, como también a la región que se asocia a la adicción a la nicotina.
La experiencia no necesariamente implica un comportamiento insalubre; otros problemas, como la falta de control del impulso, podrían alimentar la irrupción de acciones como el acoso. Algunas personas manejan el rechazo mejor que otras, lo que sería interesante, mediante estas investigaciones, averiguar por qué.