Por Paco Salido (Valencia y ché)
Desde fuera de Valencia hay una tendencia a calificar a la afición del Valencia de exigente, mientras tanto vemos como en Madrid cuestionan a entrenadores tras ganar liga o champions (capello) o en Barcelona con Van Gaal.
El problema es que para los no seguidores del Valencia, lo natural es que Madrid y Barça peleen por títulos y que el Valencia asuma que no puede pelear por ello, por eso les parece extraño que la afición pida a sus jugadores y a su entrenador que lo intente, que peleen de verdad por estar arriba.
Estar tercero en la liga puede ser el lugar natural del Valencia, lo que no es normal es estar a 30 puntos del Barça, perder 3-0 con el Zaragoza, no chutar ni una vez a puerta con el Tenerife, que Sporting y At de Madrid te empaten a 2 en Mestalla cuando faltando 10 minutos vas ganando 2-0 ó quedar eliminados de la copa del Rey cuando en el descanso del partido de vuelta vas ganando 0-2 y te dejas empatar por pura y absoluta apatía.
Lo que no le gusta al aficionado ché es que su entrenador declare que el partido del Ono Estadi es el más importante de la temporada porque de ganar se elimina al Mallorca de la disputa por los puestos champions y que se deje en el banquillo a Mata, Silva y Villa.
Lo que no le gusta a la afición del Valencia es que cada vez que hay una derrota con humillación se premie a los jugadores con dos días y medio sin entrenar o que de buenas a primeras y sin motivo alguno, jugadores como de Albert que vienen siendo un seguro en defensa, dejen de entrar en las convocatorias.
El aficionado del Valencia no sabe si su equipo tiene talante ofensivo o defensivo, si juega al toque o a la larga, si sale al contragolpe como definición de juego o la sacan jugando. Cada partido es un misterio, cada partido es una incógnita, algo que da a entender que el equipo no está bien trabajado y que si está tercero en la liga es porque tiene una calidad infinitamente superior al resto de rivales y si está a 30 puntos del Barça es porque les ha permitido acomodarse en esa posición y permitir que aburran al aficionado con partidos tediosos, faltos de garra y de competitividad, aunque terminen ganando como ocurrió la pasada semana ante el Depor.
El aficionado del Valencia quiere reconocerse en su equipo y si ha de asumir que no va a ganar títulos porque las diferencias con Madrid y Barça han crecido de forma alarmante, almenos saber que paga una entrada para ver un equipo con personalidad que sale a jugar a algo y por algo.
Hoy no hay proyecto, no hay estilo de juego, no hay ambición, lo que hay son jugadores con gran calidad y bien pagados que están deseando marcharse precisamente porque detectan en el club eso que los de fuera no entienden y que la afición reclama, que falta un diseño, un trabajo bien hecho y con un objetivo claro por el que pelear.
Al aficionado del Valencia no le preocupa que salgan del club los Villa, Silva y Mata, lo que le preocupa es que esa falta de un plan haga que el dinero obtenido por el traspaso de jugadores acabe invirtiéndose de forma ruinosa, le preocupa que la deuda sea de 500 millones de euros y le preocupa que las obras del Nuevo Mestalla estén paradas desde hace un año.
El Valencia siempre ha pasado por dificultades y siempre ha salido a flote. Después de dos finales de champions league se marcharon todas sus figuras (Farinós, Mendieta, Gerard, Kily...), todos pensabamos que el equipo se hundiría y nada más léjos de la realidad, llegó Benitez y ganaron dos ligas. Pero entonces había un plan, había un secretario técnico como Subirats que acertó en los fichajes y había un entrenador que en navidades, cuando el equipo andaba 10 puntos del lider (Real Madrid)tuvo el valor de afirmar públicamente que el Valencia debía ganar aquella liga y hacérselo creer a la afición y a los propios jugadores, hasta el punto de acabar ganando la liga tres jornadas antes de su fin.
Hoy nadie cree en el entrenador; el equipo ha sacado un punto léjos de Mestalla en toda la segunda vuelta, un solo punto y el equipo ha visto 9 rojas directas en la segunda vuelta (siete de ellas por protestar), lo que da idea de que el equipo no está concentrado y no tiene un objetivo por el que pelear.
No, el aficionado valencianista no es un extraterrestre exigente que nunca está contento con lo que tiene, el aficionado ché quiere reconocerse en su equipo y a día de hoy a este equipo no lo reconoce ni la madre que lo parió y si usted no se lo cree, le insto a que compre su entrada y se siente un domingo tras otro a ver a este equipo, amigo lector, en un par de meses nos entenderá.