" Un día miré el enmohecido espejo de la cocina y vi el rostro familiar que me devolvía, pero no pude identificarlo con nada que conociera de mí mismo. Todo cuanto supe fue que aquel semblante pálido, de ojos opacos y con la barba crecida era yo, un producto de casi veintinueve años de vida, y que no tenía ningún sentido.
Entré en un período de examen de conciencia: ¿cómo había llegado a esa situación, a ese lugar, a esa actitud mental? ¿Era una simple acumulación de mala suerte (lo que me parecía la excusa más a mano), o el producto de una inadaptación más profunda?
En un principio, era la cronología real de los recuerdos lo que me interesaba.
Yo conocía el orden de mi vida, la secuencia en que habían tenido lugar los acontecimientos significativos o importantes, puesto que había tenido la experiencia universal de crecer. Los detalles, sin embargo, se me escapaban.
Los fragmentos de mi vida pasada -los lugares que había visitado, los amigos que conocieran, las cosas que había hecho- estaban, todos, en el caos de mis recuerdos, pero el lugar preciso de cada uno en el orden del acontecer tenía que ser elaborado. "
Peter Sinclair, el protagonista de la novela, es un escritor inglés, poco exitoso y atormentado. O quizás no.
Después de padecer la falta de recursos económicos, el duelo por la muerte de su padre, así como una ruptura sentimental, se muda de la ciudad de Londres hacia el pequeño poblado de Bloomsbury.
Peter encuentra refugio con una pareja de ancianos, Edwin Miller y su esposa, los cuales le otorgan posada a cambio de su ayuda en el mantenimiento de la casa.
Peter reflexiona su estado actual, e inicia la creación de su biografía, para darle orden a sus pensamientos y a sus recuerdos. Hasta ese momento todo marchaba bien, refugiado en la bucólica campiña inglesa.
Sin embargo, después de un tiempo, Peter se encuentra a si mismo narrando la vida de otra persona, una identidad equivalente dentro de un mundo paralelo. Excusándose consigo mismo "buscando una verdad mejor y mas elevada". Esta identidad recreada cuenta con un destino tan contrapuesto al suyo, que no puede evitar la atracción.
Dentro de esta biografía apócrifa, Peter es el ganador de una lotería muy interesante, pues el primer lugar recibe un tratamiento médico en la sureña isla de Collago, que le otorga la vida eterna.
Para obtener el derecho a reclamar el premio, Peter debe escribir su autobiografía. Este otro Peter inicia su escrito, pero su narración se desvía hacia un lugar llamado Londres, donde Peter ha perdido a su padre, ha roto con su pareja y ha sido desalojado de su apartamento, abatido, busca refugio en la casa de campo de unos ancianos amigos de su padre.
Si éste te parece un final imprevisto a la reseña, no has visto nada aún.
En algún lugar de la Internet leí que Christopher Priest es la respuesta clase-mediera inglesa a Philip K. Dick. Y en gran parte tienen razón, puesto que a Priest le gusta analizar los mismos temas que el desaparecido autor norteamericano, es decir, la identidad, la percepción y los recuerdos.
En La afirmación existen dos realidades verdaderas y contrapuestas, cada una sustenta a la otra. Como un grabado de Escher, uno elige ver los peces negros o las gaviotas blancas, si se elimina una de las formas, la otra también desaparece.
¿Quién es el verdadero Peter Sinclar?, el que se embarca en un viaje por el Archipiélago del Sueño narrando una historia inventada de un Peter en desgracia, o el Peter decaído que altera su pasado hasta desembocar en uno de los mas grandes deseos de la humanidad desde sus comienzos, una vida eterna, excitante y placentera. Esto no depende del autor, sino del lector.
En resumen: La afirmación puede ser leído como un tratado de esquizofrenia, o como un atrevido ejercicio de arte posmoderno por parte del autor. Es una novela imposible de clasificar, como una cinta de Moebius, es imposible encontrar el principio o el fin.
A veces siento lástima por la gente que no se anima nunca a leer fantasía o ciencia ficción, por prejuicios sin fundamento se pierden de obras como esta, con un estilo realmente muy cómodo, pero compensado con una trama que se desdibuja y reconstruye frente a los ojos del lector.
La Afirmación es literatura fantástica que puede ser leída y disfrutada por cualquiera, la sinceridad de sus diálogos, la fuerza de sus digresiones, y la audacia del escritor (por terminarla de la única forma en que puede ser finalizada) la convierten en una pieza única dentro de la literatura fantástica. Recomendada a todo el mundo, especialmente si no eres afecto de la literatura de fantasía o ciencia ficción.