Revista Cultura y Ocio

La afonía

Por Antoniobarba
Silencio

Silencio

En este país en el que tanto se estila pegar voces y no escuchar al contrario, en el que cualquier argumento es válido siempre y cuando tenga forma de garrotazo sobre la cabeza del contrincante, ya sea este el cuñao o la vecina de planta, ¿se imaginan una epidemia de afonía que silenciara las cuerdas vocales? ¿Qué iba a ser de las reuniones de vecinos, de las sobremesas de los domingos, de las tertulias radiofónicas..? ¡Oh, pobres, las tertulias radiofónicas, plagadas de seres que lo mismo pontifican sobre la tragedia termonuclear de Japón que sobre la cría del cerdo celta en las montañas de Os Ancares! La verdad es que todo españolit@ lleva un contertulio dentro, ansioso de saciar su hambre de micro. ¿Y si se hiciera de repente el silencio en España? Sería algo así como sustituir de golpe las vidrieras de vivos colores de algunas catedrales por esas láminas de alabastro que se aplican en los ventanales de los templos de algunas partes de España: se pierde en, digamos, impacto visual, pero se gana en los matices de una luz tamizada, que deja entrever todos los tonos que van del gris al negro.


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