“… valoramos las creaciones culturales y artísticas en función de la utilidad para el pueblo, en función de lo que aporten al hombre…”
Fidel.
La detención del contrarrevolucionario Luis Manuel Otero Alcántara ha despertado el “civismo” de algunos que se han lanzado a defenderlo en nombre de la “libertad de creación”. Detrás de todo esto hay mucha hipocresía, busca de perdones previendo un cambio de escenario que no va a suceder en Cuba, afinidades ideológicas con los que desde Miami y el gobierno de Estados Unidos desean el fin de la Revolución, sin descartar el enfermizo vedetismo mediático que impulsa a no pocos de estos “ciberjusticieros” a, sin importar la calaña de la supuesta “victima”, quebrar lanzas por ella. A los menos les doy el beneficio de la duda y los entiendo mal informados sobre el asunto.
La libertad de creación no puede ser entendida, confundida o reclamada para: justificar afrentas, aprobar formas de hacer contrarrevolución, transmitir mensajes y valores ajenos a la decencia, infractores de las normas morales o contentivos de difamaciones o calumnias. Tampoco puede ser invocada para intentar frenar la acción de la justicia ante un hecho delictivo.
Aprovecho para aclarar que Otero Alcántara no está detenido por ningún delito asociado a su “creación artística” sino por ultraje a la bandera y tiene otra causa pendiente por daño a la propiedad.
En este contexto comienzan a aparecer ideas y conceptos que resultan bochornosos y totalmente carentes de sustento. Resulta la pretensión de transformar en “ley” opiniones propias y tratar de imponerlas ignorando o violando lo que establece la verdadera ley, esto desdice de los que asumen tales conductas y pone en tela de juicio la transparencia de sus posiciones.
En el caso que nos ocupa, seguido de acuerdo al debido proceso que establece la legislación cubana y no la de ningún otro país, respetándose todos los derechos del procesado, algunos exaltados “olvidados” de la ley, piden que se aplique lo que ellos entienden justo: permitir la impunidad de un delito.
Nadie tiene una patente de corso para violar la ley.
Hablan de derechos, bien, la Declaración Universal de Derechos Humanos en su Artículo 29 establece: “En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley, con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general…”
¿Qué dice el Código Penal cubano acerca del ultraje a la Bandera?
En su Capítulo III, ULTRAJE A LOS SÍMBOLOS DE LA PATRIA, ARTÍCULO 203, establece: El que ultraje o con otros actos muestre desprecio a la bandera, al himno o al escudo nacional, incurre en sanción de privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas.
Ese es el límite que establece la ley cubana, el válido, no el de la licencia universal que dicen tener los “ciberjusticieros”, por cierto no respaldada por ningún documento legal.
“…dentro de una línea de justicia, el oficio que pueda tener una persona no debe ser causa de impunidad…”Fidel. (Libro Cien Horas con Fidel.)
En este contexto otros ciberjusticieros les echan la culpa a funcionarios del Estado de los show que contribuyen a orquestar ellos mismos, acompañando a los apátridas en campañas mediáticas como la que estamos viendo por la impunidad de Otero Alcántara. Piden cárcel para estos, mientras demandan la libertad del verdadero criminal.
Para ellos, exigir el respeto a la ley, no tolerar la impunidad de viles acciones mercenarias, defender la Revolución es desprestigiar al país. Quienes realmente transmiten mensajes que denigran a la patria son ellos, los cuales en su conjunto dibujan una imagen de sociedad y Estado totalmente distorsionada y alejada de la realidad; en la cual aparecemos como un pueblo de corderos incultos dominados por un gobierno totalitario e inepto que ignora la voluntad popular.
Desprestigiar al país y su cultura es darle la calificación de obra de arte a fotos que representan ultrajes a la bandera por quien califican de “artista”, ¿qué pensaran los conocedores del arte de allende los mares de la defensa que hoy hacen artistas cubanos de semejantes afrentas?, ¿qué imagen se está transmitiendo de la obra revolucionaria en la cultura? En eso deberían pensar antes de enrolarse en este nuevo chancleteo mediático, en el que comparten escenario y se dan la mano con lo más rancio de la contrarrevolución.
Debido debe ser aclarado que, no porque se hayan cursado estudios en alguna carrera vinculada al arte, todo lo que se produzca es arte, porque si así fuera, entonces, si alguien con un título en alguna de ellas, se sienta en la escalinata del Capitolio a drogarse, o defeca en medio del Bulevar de San Rafael, ¿habría que entender eso como perfomances? Por favor muestren decencia.
“Si el arte no nos hace mejores, entonces ¿para qué sirve?”Alice Walker
No pocos de los que hoy defienden a Otero Alcántara, en su momento criticaron el intrusismo de seudoartistas en la esfera cultural por considerar justamente que, vulgarizaban, y creaban tendencias de consumo a “producciones artísticas” carentes de los valores ético morales que, deseamos formar en nuestra sociedad. Dañinos para esta y la cultura nacional. ¿Ahora qué?, sí, ¿qué los hizo cambiar de opinión?, porque están defendiendo cosas tan censurables o más de las que criticaron. Vamos sean coherentes, dejen la hipocresía y digan los verdaderos motivos que los animan.
El calificativo de ingenuos no les cabe, todos tienen un nivel de instrucción e información lo suficientemente alto como para no cometer ese pecado.
George Bernard Shaw, dramaturgo y crítico irlandés, considerado como el segundo dramaturgo en lengua inglesa más importante tras William Shakespeare, decía, “Usas un espejo de cristal para ver tu cara; usas obras de arte para ver tu alma.” Si nos abstraemos y elevamos a esa categoría los despropósitos mercenarios de Otero Alcántara muy negra debe de andar su alma.