La felicidad es el destino del hombre.
Todos queremos goces y placeres duraderos.
Cuando nos preguntan por nuestros tres más ardientes deseos, la mayoría responderíamos: salud, riqueza y felicidad. Pero si la pregunta fuera un solo deseo, la mayor parte contestaría que la felicidad.
Quien va en busca de la felicidad no la hallará donde la busca: nadie puede hallarla si va en pos de ella, porque surge de las acciones y no es producto de caza. Tan sencilla es la verdadera felicidad que la mayor parte de las personas no reparan en ella. Es hija de lo más humilde, tranquilo y modesto que en el mundo existe.
Fuente:
La alegría de vivir. Orison Swett Marden