La Alemania egoísta, insolidaria y desmemoriada

Conozco algunos alemanes, gente de bien, normal, incluso gente que está combatiendo contra su gobierno y a favor de que se ayude a los países del sur. Pero no, no me refiero a estos alemanes. Cuando hablo de teutones egoístas, insolidarios y olvidadizos, me refiero a una gran parte de la cúpula político-social-financiera que manda en ese país.

Y es que esta casta tudesca es tremenda. Insensible, capaz de hundir a quien sea con tal de pretender salvar sus muebles. Incapaz de abrir los ojos y de ser solidarios y generosos con los otros países europeos que lo necesiten.

Nunca una insolidaridad está justificada, pero menos cuando se olvida la historia y se pretende borrar que en épocas anteriores ha ocurrido al revés. Se trata de una cúpula detestable que está creando una división en Europa, cada vez más acentuada. Los países ricos, como son Alemania y sus adláteres, países del centro y norte de Europa, y, por otro lado, los países del Mediterráneo y los países de la antigua Unión Soviética, o sea los países esclavos y dependientes de los ricos.

Su política está llevando a los países del sur a la ruina, que tienen que financiar con unos intereses altísimos, del 4 al 9% –según el país—, mientras ellos lo hacen al 0%, sin coste alguno.

Niegan el pan y la sal a los que lo necesitan, olvidándose de que ellos recibieron una ayuda muy importante cuando estuvieron con problemas. Recordemos lo que recibió Alemania al final de la segunda guerra mundial (no sólo USA, también el Reino Unido y Francia ampararon a este país), y qué decir de la ayuda que recibieron cuando la unificación alemana. Allí la Unión Europea se volcó, y olvidan que esa unificación hizo ralentizarse el desarrollo europeo, sin que por ello se les dejara de amparar.

Bueno, pues olvidándose de todo y no contentos con eso, ahora se les ha metido una china (más bien parece una roca, por las declaraciones que han emitido) con los resultados electorales de Italia.

Y es que son incapaces de comprender la realidad. Han visto como Monti, el presidente que ellos impusieron, ha quedado jibarizado por el voto popular a un 10%. Y eso no lo pueden soportar. El pueblo se ha equivocado y ha votado a dos payasos (Berlusconi y Grillo), así lo manifestó el líder de la socialdemocracia alemana (lo que provocó que el presidente Napolitano cancelara una cena con ese abyecto individuo). Y no es que yo sea, precisamente, un defensor de estos dos personajes –mucho menos del primero—, pero permítanme que prefiera lo que el pueblo vota a lo que se le quiere imponer desde fuera. La democracia, el sistema menos malo que existe, está siendo coartada por los lobbies de poder que pretenden, saltándose el voto popular –lo único que, desgraciadamente, nos queda--, colocar a los suyos para que sigan sus consignas. Por cierto, consignas que han hundido países enteros.

Si hay algo en lo que coinciden Berlusconi y Beppe Grillo –“los dos payasos”-- es en su rechazo a la política europeísta que comanda Alemania. Y eso es lo que no soportan y les cuesta aceptar. Y desde luego se olvidan, al hacer esa crítica, que ellos hace setenta años concedieron a Hitler el poder –al que como mínimo debemos llamar genocida y no payaso--, cuyo uso posterior conocemos bien, el gobierno más criminal de la historia que provocó una guerra mundial y asesinó a millones de seres humanos.

Así es la historia, mientras tanto la desmemoriada Merkel y sus muchachos siguen empeñados en la política de austeridad, olvidando las políticas expansivas que podrían hacer fluir el crédito, crecer el consumo, y evitar el sufrimiento de los países mediterráneos. Y no se cortan ni un pelo.

Hay que reaccionar contra estos macarras, chulos y prepotentes germanos comandados por la Sra. Merkel que nos puede llevar a la ruina. No queda otra que la unión de todos los países del sur y hacerles frente, antes de que sea tarde, y ya empieza a serlo. Naturalmente, lo expresado es sólo mi deseo, sé que Rajoy y sus secuaces seguirán, para nuestra desgracia, postrados de rodillas ante la reina germana y sus muchachos.

Salud y República