Hace relativamente poco hablaba con una persona, con la que realmente se puede hablar de moda, sobre la alta costura, sobre las ya inexistentes ganas de saber que presentará, por poner un ejemplo, Chanel, una de esas colecciones que ya hemos visto en muchas ocasiones, o mejor dicho, sobre la ya inexistente alta costura. Pero como en todo lo que os podáis imaginar, llega el momento en el que aparece algo que te hace soñar, que te hace volver a creer. No lo veáis como algo materialista, tomároslo como una idea, como un renacer, aunque sólo sean por momentos, aunque cuando acabe la melodía del desfile comience otro y nos percatemos que aquello que hemos podido ver y que nos ha hecho volver a creer en que todavía quedan buenos creadores, ya no exista.
En definitiva, todo esto tiene un nombre y es Giambattista Valli. París se ha engalanado para la ocasión y el diseñador italiano ha sido el encargado de ponerle luz a esta jornada de "Alta Costura" dominada, en mi caso, por la decepción.
Ha presentado una colección clave, para mi perfecta, de esas a las que yo llamo de bien saber y buen hacer. Una colección fresa, llena de flores, de transparencias, de guiños a la sensualidad femenina, a la elegancia. Llena de detalles, que al fin y al cabo es con lo que nos quedamos de todo lo que pasa por nuestras vidas. Vestidos románticos y con un increíble trabajo artesanal, con preciosos tejidos florales, ya sean bordadas, en relieve o estampadas, y otros inspirados, como bien ha dicho el diseñador, en el mundo de la porcelana.
Faldas con volumen que rompen la simplicidad y delicadeza de los corpiños. Cinturas marcadas con grandes lazadas. Feminidad y sensualidad sin olvidar el toque de color que todos debemos poner a la hora de vestir.
¿Qué os ha parecido?
Muchos besos y abrazos y hasta la próxima
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