Cada vez que veo una manifestación de antisistemas me planteo si esos son los que nos van a salvar del desastre. Y tiemblo. A ver, seamos honestos, hemos sido educados en un sistema de valores, y nos hemos adaptado poco a poco a vivir en él. Partiendo de esa máxima soy un anti antisistemas. No quiero que hagan derrumbarse una sociedad donde yo si he sabido prosperar, crecer y adaptarme, incluso en algunas ocasiones, ser feliz.
Esta es la clave de la diferencia entre conservadores y no conservadores. Los que ya están a gusto con las cosas como están no quieren cambiar, porque pondrían en peligro sus privilegios. Lo que no entiendo es a los que critican a los conservadores, más que nada porque si la situación fuera a la inversa no se preocuparían tampoco por las minorías, verdad? Si instauramos otro sistema donde los actuales conservadores estuvieran descontentos, se cambiaría el modelo social para satisfacer sus demandas? No, ni de coña.
Lo que peor llevo son los insultos o menosprecios cuando no apoyo todas las causas que piden un cambio del sistema. Es aquello de que si no estoy contigo es que estoy contra ti, como si mi vida girase exclusivamente en torno a lo que tú puedas opinar de tal o cual cosa.
Por eso mismo siempre he sido un tipo que se define como liberal, que cada uno tenga lo que se merezca. Si, ya sé que con ese modelo egoísta dejo de lado a las minorías inadaptadas al sistema. No, yo defiendo que me quiten impuestos para mantener a las familias sin recursos, pero mientras un hombre tenga 2 manos y salud no puede cobrar un subsidio por no trabajar. Que esa “sopa boba” se transforme en sueldos por un empleo que beneficie en algo a la sociedad, aunque sea arrancando las malas hierbas de los arcenes de las carreteras.
En eso no cambiaré nunca de forma de pensar. Yo ocupo un puesto en mi empresa basado en mis cualidades y formación. Así debería ser en la vida real. Ocupar tu lugar en función de lo que tú has trabajado, esforzado, luchado y logrado. Olvidamos siempre el reconocimiento a los logros, cuando en realidad debería ser la piedra angular de nuestras vidas. Es divertido intentarlo mil veces y aprender por el camino, pero siempre hay que tener logros y objetivos que cumplir, lo contrario es vivir como un adolescente toda tu vida.
Cuando he visto las manifestaciones del 15M siento algo parecido. No acepto que hablen en mi nombre porque nadie les ha elegido como portavoces de nadie. Aplaudo algunas de sus reivindicaciones y animo a que sigan luchando por lograrlas, pero sin que su derecho a la protesta afecte al resto de ciudadanos en su día a día. Es lo mismo que cuando una manifestación de trabajadores que están a punto de ser despedidos y me cortan la calle, y ese día llego a casa a comer a las 5 de la tarde. Lo mismo. Tú protesta pero deja al resto de la sociedad, a los que hemos aprendido a “flotar” en este sistema de mierda, que sigamos haciendo nuestra vida normal.
Que si, que ya me lo habéis dicho muchas veces en los comentarios. Que me arrepentiré de todo esto el día que me toque a mi sufrir una injusticia y que defenderé mi derecho a cortar una calle o molestar al respetable con mis protestas. Parece que yo me he criado en una burbuja y no he sufrido de todo en la época de estudiante o en mis primeros empleos. Pero es que yo protesto solo cuando de verdad sirve de algo, en las elecciones. No estoy durante 4 años pataleando en la calle y luego voto a los que ya nos gobiernan para evitar que llegue la derechona. Cada uno tiene su forma de ver la cosa, yo creo que la calle no es de nadie y nadie debería apropiarse de ella. Que los ciudadanos tienen que manifestarse desde dentro del propio sistema, usando las urnas como sus propias armas. Ya funcionó en una ocasión el 14M que puso en la calle al PP. Ese es un ejemplo que los más jóvenes deberían considerar, y no siempre defender que el sistema solo se puede cambiar desde fuera.
Conmigo que no cuenten, que nadie quiera defenderme ni hablar en mi nombre. El sistema es el que es, y yo he sabido sobrevivir.