La ambientación de una novela

Hace unas semanas, a propósito de Tu nombre después de la lluvia, la nueva novela de Victoria Álvarez, me paré a pensar en la relación entre la ambientación histórica y las preferencias de los lectores. En la citada reseña, algunos comentaristas expresaron su predilección por la recreación de un país como Irlanda, por un lado, y por los libros que evocan la época victoriana, por el otro. Los ejemplos cambian en función de cada obra, pero lo importante es que los factores del periodo y el espacio pueden llegar a ser un estímulo para la lectura (o todo lo contrario: las palabras «guerra civil española» provocan alergia a bastantes personas). Resulta fundamental que el autor se documente bien, por supuesto, y que sepa dosificar la información que proporciona. El objetivo, además de narrar una historia interesante, es trasladar al lector al escenario de los hechos y transmitirle el encanto, la magia, la crudeza (según cada caso) del ambiente.Y ahora viene la pregunta de oro: ¿qué lugares y épocas os llaman más la atención? La Prehistoria, el Egipto faraónico, la Grecia clásica, la Europa de las grandes monarquías, la Alemania nazi, los países del Tercer Mundo… Incluso la actualidad en España. Quería plantear el tema en forma de encuesta, pero las posibilidades son tan amplias y variadas que me parece mejor dedicarle una entrada a modo de coloquio con los comentarios. Podéis poner ejemplos de novelas bien ambientadas que os gustaron especialmente. Por mi parte, con los años he dejado de tener un interés especial por ambientes concretos; creo que cualquier ciudad y cualquier periodo pueden tener un gran atractivo si el escritor sabe utilizar sus armas para explorarlo (ya sabéis que me importa más la forma que la trama). De todas formas, en los últimos años he leído bastante ficción sobre la época victoriana y la Segunda Guerra Mundial, aunque también adoro la deconstrucción de la historia que hace Jeanette Winterson en obras como La pasión o La mujer de púrpura. Como se suele decir, en la variedad está el gusto.