En ocasiones, preferiríamos que nos dirigiesen, que alguna toma decisiones propias pudieran ser asumidas por otros cuando no sabemos qué hacer o cual es la mejor opción.
Algunos conflictos a los que nos enfrentamos, pueden generarnos pensamientos y sentimientos muy contrapuestos. Seguro que alguna vez has pensado en querer y odiar al mismo tiempo a alguien, en hacer o no hacer una determinada cosa, … y que difícil tomar decisiones cuando la ambivalencia (el querer y no poder, el poder y no querer) nos invade.
La ambivalencia surge cuando tenemos que elegir entre dos o más opciones, nos centraremos en aquella que genera conflicto y bloqueo.
Toma de decisiones: La sensación de bloqueo
Los diferentes tipos de conflictos a los que nos enfrentamos pueden ser:
Aproximación-Aproximación:
Elegir entre dos opciones igualmente atractivas (ir a uno u otro destino de viaje, elegir entre 2 puestos de empleo igualmente atractivos, elegir entre dos temas interesantes para una ponencia )
Aproximación-Evitación:
Ante una misma opción nos sentimos atraídos y no, para llevar a cabo una determinada conducta (decirle a un amigo que le has mentido para sentirte mejor o no decírselo porque crees que no te volverá a hablar)
Evitación-Evitación:
Elegir entre dos opciones que generan por igual miedos e inseguridades (si se lo digo puedo perderlo y si no se lo digo voy a seguir sintiéndome mal)
No tenemos la gran suerte de que la mayor parte de los conflictos a los que nos enfrentamos sean del tipo aproximación-aproximación, es decir, que ambas opciones sean igualmente atractivas. La toma de decisiones pasa por romper con la ambivalencia, que es el núcleo del problema, y mantiene bloqueada a la persona ante los otros dos tipos de conflictos.
Como he dicho al principio del post, en ocasiones nos gustaría que algunas decisiones difíciles fueran tomadas por otros, para no tener el temor de equivocarnos o no elegir la opción adecuada. Aún así, el que otro tome una decisión por ti no te libra de las consecuencias positivas o negativas que ello acarrea, ni si quiera de la responsabilidad de llevarlo a cabo. Finalmente, eres tú siempre quien decide.
Cuando algunas de las opciones se traducen en un debo, hace referencia a un pensamiento y cuando es un quiero, hace referencia a un sentimiento.
Además, los “debo” son vividos como obligaciones, parecen que eligen otros mientras que los “quiero” lleva implícito la decisión y motivación propia. Ya que tenemos muchos deberías, veamos qué es también lo que queremos ante los conflictos que nos generan bloqueo y desafiémoslos.
Detrás de una emoción hay una necesidad, saber que necesito puede ayudarme a romper la ambivalencia. Lo que quiero y lo que necesito, a veces, no es lo mismo (Una persona deprimida, lo que necesita es tener mayor activación conductual, salir, relacionarse, pero lo que quiere es estar metida en casa,la persona adicta quiere seguir consumiendo pero sabe ,que necesita dejarlo)
Una valoración de lo que quieres y lo que necesitas , ¿puede ayudarte a romper con la ambivalencia?
Coaching personal
El post La Ambivalencia en la Toma de Decisiones aparecio primero en La sala de Espera. WebPsicólogos.