Un volcán es básicamente una abertura o grieta en la corteza terrestre conectada a una cámara magmática y por la cual los materiales incandescentes en forma magma (lava, gas y líquidos a altas temperaturas) del interior de un planeta emergen y se acumulan en la superficie de este.
Actualmente existen una gran cantidad de volcanes en erupción. Los volcanes son estructuras geológicas conocidas y temidas desde la prehistoria pero, ¿desde cuándo nos fascinan a los humanos? La posible representación más antigua de un volcán está en la cueva de Chauvet-Pont d'Arc, al sur de Francia y datada en 36.000 años de antigüedad,
Los volcanes también fueron definidos por griegos y romanos. Así, la palabra "volcán" procede de "Vulcano", término que designaba al dios romano del fuego.
Según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos -USG- en el mundo existen en la actualidad 1.350 volcanes activos, de los cuales 500 han entrado en erupción en los últimos 12.000 años. Para que un volcán se considere activo debe haber mostrado actividad en los últimos 10.000 años. La mayoría de los volcanes del mundo en la actualidad se encuentran concentrados en el conocido como Cinturón o Anillo de Fuego del Océano Pacífico. A nivel de países, aquellos que cuentan con más volcanes en su territorio son Estados Unidos, Indonesia, Japón, Rusia y Chile.
En España existen más de un centenar de volcanes repartidos por todo su territorio, de los cuales, el último en entrar en erupción, en 2021, fue el ubicado en el Parque Natural de Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma. Además de en el archipiélago Canario, para encontrar en España en la actualidad otro volcán activo hay que desplazarse hasta la comarca de Garotxa, en Gerona, la cual cuenta con hasta 40 conos volcánicos y es considerada la zona con el mejor paisaje volcánico de la península Ibérica. En España, de nuevo en las Islas Canarias, cabe destacar el volcán del Teide, el cual, además de ser el volcán más alto de España, es también su punto de máxima elevación.
Las erupciones volcánicas son algunos de los fenómenos naturales más sobrecogedores de nuestro planeta y una impresionante muestra del poder de la Tierra. Una erupción volcánica es un fenómeno geológico que se produce cuando el magma y los demás materiales que alberga el interior de un volcán emergen a la superficie terrestre.
Un poder capaz originar auténticos desastres naturales que en ocasiones suelen traducirse en la pérdida de numerosas vidas huma nas. La peligrosidad de un volcán depende de la cercanía de las poblaciones humanas que se asienten cerca de ellos, y en este sentido, la erupción conocida con más víctimas mortales fue la tuvo lugar en el Monte Tambora en 1815, en la que fallecieron cerca de 60.000 personas.
A lo largo de la historia se han producido multitud de erupciones volcánicas. Algunas de ellas cambiaron para siempre nuestro planeta, afectando al clima e incluso al conjunto de especies que en aquellos momentos habitaban en la Tierra, como la del supervolcán de Yellowstone. Sin embargo para encontrar erupciones de tal magnitud hemos de remontarnos centenares de miles de años en el tiempo.
El principal impacto de las erupciones en el clima está relacionado con la conversión de ese dióxido de azufre en ácido sulfúrico (H2SO4), un componente que se condensa rápidamente en la estratosfera para formar una capa de aerosoles que reflejan la radiación del Sol hacia el espacio, contribuyendo así al enfriamiento de la troposfera, la capa más baja de la atmósfera terrestre.
A lo largo del siglo pasado se han producido distintas erupciones que han provocado un acusado descenso de la temperatura media de la Tierra. Por ejemplo, la del volcán Pinatubo, en Filipinas, producida el 15 de junio de 1991, se calcula que inyectó una nube de dióxido de azufre de hasta 20 millones de toneladas a la estratosfera. Otro ejemplo es la fisura de Laki, en Islandia, que duró ocho meses, entre 1783 y 1784, y que se calcula que liberó grandes cantidades de dióxido de carbono. Aunque las dos erupciones fueron significativamente distintas, se cree que provocaron episodios de enfriamiento.
La mayoría de los estudios científicos sobre las emisiones globales de dióxido de carbono volcánico indican que los volcanes superficiales y submarinos actuales liberan menos de un porcentaje del dióxido de carbono que las actividades humanas. Aunque se cree que anteriores episodios del pasado geológico del planeta sí que provocaron un aumento del calentamiento global, y posiblemente algunas extinciones masivas, todavía no se tiene suficiente documentación científica al respecto.
Los flujos de lava, los gases volcánicos y la caída localizada de ceniza son los principales peligros asociados con la actividad efusiva de los volcanes. Los peligros principales asociados con los volcanes explosivos son los flujos piroclásticos (flujos y oleadas), la deposición generalizada de tefra (depósitos de caída) y las amenazas que representan las cenizas volcánicas para la aviación.