Revista Sociedad
Por Luis Herasme
LA LIMPIEZA. Conocí a una anciana íntegra y muy optimista en una comunidad de Neiba. Vivía en pobreza material extrema, en una casita techada de lodo y de pencas de palma, pero cualquiera se maravillaba de la forma en cómo administraba su hogar.
No tenía dinero en banco ni en ninguna otra parte, pero su patio estaba limpio, sus trastos exhibían todo su brillo e igual la salita y el aposento.
Las camas estaban cubiertas de sábanas blancas y muy limpias y sus nietos se maravillaban de la abuela, quien siempre se las arreglaba para darles de comer, porque ellos fueron siempre su principal razón de su diario vivir.
Aquello me llevó a una profunda reflexión.
Reafirmé que vivir limpios y enfocados en el objetivo esencial no depende de que se tenga o no dinero o de que se tenga poquito o mucho, sino a la alta responsabilidad y voluntad por hacer lo correcto.
Las obras más grandes, sin importar la inversión, son las que obedecen a necesidades reales y sentidas y apuntan a la razón y a la justicia, bajo un criterio de limpieza y prioridad como el de la anciana de Neiba.Editado en Neiba, Cabecera de la Provincia Bahoruco, República Dominicana. Contacto: [email protected]
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