Sinopsis Editorial:
El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.
Por puro impulso me compré esta novela (de la cual solamente había leído la sinopsis en internet) uno de esos días negros que tenemos todos para darme una alegría, y estoy empezando a pensar que lo mismo es un buen sistema, lo de seguir el impulso digo, no lo de los días negros, porque si todas me van a gustar como este libro, firmo ahora mismo.
No me digáis que la sinopsis no es atractiva. Al primer vistazo me recordó una serie (que empezó muy bien pero que se fue desinflando y a la que acabé perdiendo la pista) llamada The Manifest, pero en aquel caso, aterrizaba en Nueva York un avión procedente de Jamaica, cuyo vuelo, tanto para la tripulación como para los pasajeros había tenido la duración normal de cuatro horas, pero para el resto del mundo habían pasado cinco años, sin embargo lo único que tienen en común ambos argumentos son las turbulencias sufridas en los vuelos.
En el caso de la novela, un vuelo procedente de París aterriza en Nueva York a primeros de marzo después de sufrir también unas terribles turbulencias, pero una vez en tierra cada pasajero sigue con su vida. Tres meses, después, en junio, el mismo vuelo, con la misma tripulación y los mismos pasajeros, intenta tomar tierra en Nueva York, y ante la sorpresa del comandante, es desviado a otro aeropuerto sin muchas explicaciones y todas la personas que viajan en él son retenidas.
Hervé Le Tellier
Fotografía de www.ledauphine.com
La verdad es que la premisa es fantástica y da muchísimo juego, tanto que si algo me ha parecido la novela es corta, porque se podría haber exprimido muchísimo más. Aquí nadie sabe cómo actuar, a pesar de haber mil tipos de protocolos para actuar en las más peregrinas situaciones que se puedan dar. El mundo de la política, la ciencia, la religión e incluso la filosofía intentan encontrar una explicación a lo ocurrido y buscar la mejor solución para todos, pero es imposible que una única decisión sea buena para todos.
En los tres meses transcurridos entre los dos vuelos han pasado cosas que los que acaban de llegar no han vivido, por no hablar de las cosas materiales que no se han multiplicado. Solo hay una casa o un trabajo para (ahora) el doble de personas...
Por ejemplo, cuando llega el avión de Junio, uno de los pasajeros de Marzo ya ha muerto y otro está a punto de hacerlo, hay un niño que ahora tiene dos madres iguales, hay una pareja que rompió al poco de aterrizar en Marzo, pero cuando bajan del avión en Junio, siguen siendo pareja y así cada pasajero tiene su propia historia que lógicamente no os voy a contar.
El libro está dividido en tres partes, en la primera, conoceremos a los personajes elegidos por el autor para contar esta historia y al principio es un poco confuso, porque no haces más que leer capítulos protagonizados por personajes diferentes (quizás no eran necesarios tantos) cuyo único punto en común es aquel vuelo de Marzo. En la segunda parte, se intentará dar un explicación a lo ocurrido y en la tercera, veremos cómo se soluciona... o no.
Reconozco que la segunda parte, es la que me ha parecido menos emocionante y es que las charlas entre líderes religiosos, explicaciones matemáticas, discursos filosóficos y decisiones políticas, se me hicieron más lentas, pero aún así no he pude soltar la novela en las dos tardes que me duró. Lo que empieza como un thriller, se va convirtiendo poco a poco en una novela casi de ciencia ficción en la que el autor, nos obliga a preguntarnos y a reflexionar sobre qué haríamos de encontrarnos cara a cara con nosotros mismos. Como decía antes no hay una solución que sirva para todos, porque cada persona piensa y actúa de forma particular y así lo harán también los pasajeros de ambos vuelos cuando se encuentren.
Creo que la mezcla de géneros en este caso funciona muy bien y además me ha gustado muchísimo cómo está escrito, con una prosa sencilla y asequible, incluso en esa segunda parte que puede resultar un poco más lenta. La narración está envuelta con un punto de humor e ironía muy interesante. El presidente americano, por ejemplo, parece una marioneta que no se entera de casi nada, pero eso sí, es fan de Star Trek y además le tiene ojeriza al presidente francés Macron, "ese capullito arrogante"
El presidente estadounidense permanece inmóvil, medio grogui. El matemático observa a ese hombre primario y se conforma con la desesperanzadora idea de que sumando las oscuridades individuales a veces se obtiene una luz colectiva.
En definitiva, he disfrutado mucho de esta lectura, ganadora del premio Goncourt 2020. Me ha parecido muy original y entretenida, una historia diferente, con un final que... mejor no digo nada y además creo que puede gustar a muchos lectores. Lógicamente hay opiniones para todos los gustos, pero allá cada uno con la suya.