Revista Deportes
Para todo buen deportista que se precie, como me considero, acepto la derrota como algo inherente de la competición aunque no por ello no me duela, me haga pensar y busque las explicaciones pertinentes cuyas correcciones nos permitan mejorar para el próximo partido. Y aunque rápidamente la consigna sea pensar en el siguiente, hasta nueva alegría, el resquemor propio de no salir los planes tal cuál se diseñan, independientemente del resultado, sigue latente y me obliga a apretarme la tuerca de la autoexigencia para buscar nuestra identidad rápidamente, algo que me tiene de cabeza más que ninguna otro asunto. Así es, hemos perdido nuestro partido ante el C.D. Cantillana 2-1. Era nuestra primera salida, habíamos recuperado a 3 de las 4 bajas con las que contamos en el partido inaugural de esta temporada en nuestro campo, teníamos, por tanto, casi todas nuestras “armas” a punto. La primera parte no pudo sacarse una clara lectura de qué era lo que iba a ocurrir en el marcador debido la competitividad en la disputa de cada balón. Ninguno de los dos nos imponíamos como dominador, ninguno presentábamos nuestras credenciales claras en el juego y prácticamente a ninguno nos daba a para siquiera acercarnos por las porterías. Todos los allí presentes sabíamos que así no quedaría todo en la segunda parte. Matizamos en el descanso algunos detalles que creíamos nos permitiría superarlos pero cuando todos pensamos que nuestra mayor frescura haría que conforme pasaran los minutos nos impusiéramos, la realidad fue otra. Ellos comenzaron a ganar los duelos, fueron poco a poco haciendo que el juego fluyera mucho más por nuestro campo, nuestras posesiones se hicieron más cortas y ansiosas por lo que pequeñas frustraciones dieron lugar a que nuestras ideas se fueran nublando. Este dominio e insistencia local produjo que hiciéramos un penalti por error de concentración y se adelantaran 1-0. Movimos el banquillo para refrescar esfuerzos e ideas y el aporte no es que fuera muy notorio. Ocurría que nuestra reacción a este gol local no era acertada ni el camino parecía tan claro y marcado como me podía imaginar. Apunto esto en mi debe como algo importante o axioma que debe ser de nuestro entendimiento de nuestra forma de jugar. Como también he de reconocer mi absoluta responsabilidad en el 2-0 que nos endosaron ya que a falta de 8’ tuve que tomar decisiones buscando la remontada dejando, a postas, desguarnecida nuestra zaga. Asumiré cuando estas apuestas no me salgan bien aunque también estoy en condiciones de anunciar que volveré a tomarlas si con ello busco sorprender a mi rival buscando ventajas con una paciencia que aún no conseguimos y que nos permitan cambiar el marcador a nuestro favor. Hasta esos minutos no se había jugado prácticamente 2 o 3 minutos seguidos. Ellos caían de 2 en 2 al suelo, algunos con lesiones producidas por ellos mismos y otros simulando y aunque el árbitro descontó 7’ no fueron ni la tercera parte del tiempo que se perdió (quizás esto sea motivo de estudio y en el fútbol, a nivel arbitral, algún día se le dé tratamiento en forma de sanción). Pero mientras ello no ocurra, no constituye excusa alguna y todo forma parte del fútbol. En este descuento marcamos el 2-1, incluso pudimos acertar en un 2-2 pero los 3 puntos se quedaron en Cantillana y en nuestra saca ningún punto y sí algunas dudas de nosotros mismos que intentaremos paliar y aclarar para el siguiente partido que nos llega el próximo domingo. Hay algo que es mi obsesión y trabajaré día tras día hasta conseguirlo, no sé cómo nos va a ir la competición en cuanto a resultados (evidentemente jugaremos cada partido al 100% para ganar los 3 puntos, de eso no cabe duda) pero este equipo, como gracias a Dios todos los que he tenido, acabará jugando muy bien al fútbol.