Hace años que utilizo con Miguel los calendarios, al principio le anticipabamos las cosas de manera oral y Miguel las entendía, pero todas debían ser a corto plazo, ya que su estructuración temporal no era muy buena. De ahí pasamos a anticiparle semanalmente, puse un velcro largo en la puerta de casa, donde mediante pictos le informaba de si había cole y además le ponía alguna actividad princial, si tenía terapia, si vería a los abuelos... Lo pusimos en la puerta de casa, porque así siempre que salíamos teníamos que ver qué tocaba ese día. Después de un tiempo en que le estaba yendo muy bien, Miguel descubrió donde guardaba los pictos y en cuanto no me daba cuenta, cambiaba los pictos y ponía no hay cole todos los días de la semana. Esto por un aparte me parecía estupendo, era una demanda clara y además en cierto modo sabía gestionar el calendario. Por otra parte era un problema, porque cuando llegábamos a la puerta lo había cambiado, entonces yo volvía a colocarlo bien y surgía una rabieta. A raiz de su dificultad para ir al colegio y entender qué días no había colegio, decidí hacerle calendarios mensuales, impresos directamente sin pictos con velcro. En un principio la finalidad era exclusivamente ésta, en el calendario sólo aparecía cole o cole tachado. Me sorprendió la reacción de Miguel, porque empezó a fijarse mucho en el calendario y a repetir los días diciendo hay cole o no hay cole. Como desde pequeñito me decía Paloma, bien llevado los pictos son como leyes, lo que pone hay que hacerlo y así lo aprenderá Miguel. En efecto como no podía cambiarlos, comprendió que lo que ponía en el calendario se hacía si o si. Viendo que era positivo para él, decidí empezar a meterle actividades principales, los días que tenía piscina, si el sábado teníamos algún plan claro... Su respuesta fue más que positiva, empezó a mejorar tremendamente su comprensión temporal. Como todos los niños, Miguel fue evolucionando, madurando y empezó a pedir actividades. Como el calendario estaba impreso ya, él me señalaba el día y me decía "el sábado al monte", y me daba un lápiz. Así que empecé a añadir algunas actividades que él pedía y que era posible realizarlas. Con las que me pedía y no eran posibles como "el sábado al castillo de Disney" refiriéndose a ir a París a Disneyland, le decía "ya veremos". Y Miguel se conformaba. De esa manera manteníamos el calendario con la consigna, TODO LO QUE PONE SE HACE. Empecé a introducirle cosas que no le gustaban como el médico, Miguel desde pequeño ha tenido muchas dificultades para ir al médico, era aparcar cerca y le provocaba una rabieta. Pero sin embargo de esa manera, lo veía con antelación, al principio decía "martes médico no", y se enfadaba, al cabo de un rato largo le enseñaba el calendario y se lo volvía a decir y poco a poco al cabo de los días me decía "el martes al médico si". Lo mismo ocurrió con la peluquería, que también era una de sus grandes dificultades. Ha sido un trabajo duro pero constante, a pesar de que era más fácil evitar decírselo hasta el mismo momento de ir y evitarme tardeS de enfados o repeticiones constantes "médico no" día tras día hasta la saciedad. Estaba convencida de que a pesar de no gustarle, Miguel tenía derecho a saberlo y yo no era quién para ocultarle la información. Era la única manera válida que se me ocurría para que fuera comprendiendo mejor las cosas.
Hemos seguido avanzando, ya que ahora si una actividad de las impresas sé que no se va a poder hacer, porque llueve, por un cambio de planes, etc, vamos juntos al calendario y delante de él lo tacho y le doy una pequeña explicación que él pueda comprender como: la piscina está cerrada, hoy llueve no hay golf... Ahora esto lo entiende perfectamente.
Ya os he comentado que a veces tengo que dibujar a lápiz alguna actividad nueva, esto lo entiende y asume perfectamente, pero nos ocurrió como con el calendario semanal, Miguel descubrió que él podía añadir cosas. Al principio yo no le dejaba, porque solía pedir cosas "imposibles", por ejemplo quería ir al barco a Portonovo, que está en Galicia y allí sólo podemos ir en verano. Pero poco a poco le he ido dejando añadir cosas, sólo las posibles, claro, y las otras le explico que no puede ser, las borramos juntos o le doy alguna alternativa que le guste.
Miguel ahora necesita el calendario para sentirse más seguro y saber lo que va a pasar, igual que yo necesito mi agenda para organizarme si tengo médicos, alguna reunión, o lo que sea. Es capaz de memorizar si una actividad le gusta mucho cuantas semanas faltan, pero no dice faltan tres semanas, si no hoy es jueves, después viernes, sábado, domingo.... y repetir todos los días hasta que llega al señalado. lo hacede memoria sin el calendario y es capaz de decirte los días uno a uno hasta más del mes, sin confundirse, supervivencia pura!!
Os dejo una imagen con el calendario de diciembre, de momento los planes de las vacaciones no están claros, he puesto la imagen de no hay cola, en previsión y con lápiz en mano iremos rellenando con las actividades que vayamos planeando.