Por Paulino González, párroco de La Antigua
La iglesia Santa María La Antigua es, junto con la Iglesia Santa María la Mayor que se convertiría posteriormente en colegiata y más tarde, en el siglo XVI, en Catedral, de las más antiguas de Valladolid. Aparece por primera vez citada en un pergamino que se conserva en la Catedral fechado en 1177 (legajo 29, nº 52), donde se dice que el abad de la Colegiata se reserva las rentas de Santa María la Antigua.
Esta primitiva Iglesia, que sin duda sería románica, sufrió muchas trasformaciones. A finales del siglo XII o comienzos del XIII se construyeron la airosa torre y el claustro, los restos más antiguos de estilo románico. Con el paso del tiempo, se convirtió en gótica, como muestran los tres ábsides del templo. Era sin duda la Iglesia más bonita de Valladolid y, por ello, en 1897 fue declarada Monumento Nacional Sin embargo, con el tiempo, apareció un problema de cimentación (por la zona del claustro pasaba el río Esgueva), que obligó a frecuentes reparaciones.
A comienzos del siglo XX La Antigua estaba en unas condiciones lamentables. Los muros se agrietaban por falta de cimentación y se caían hacia los lados. Hacia 1900 comenzó a restaurar la iglesia el arquitecto Antonio Bermejo, responsable también de la reconstrucción del Alcázar de Segovia, tras el incendio de mediados del XIX. Las obras se iniciaron por el claustro, pero Bermejo murió en 1901 y su sucesor, Vicente Lampérez, dimitió en 1904, al no ver la forma de mantener la iglesia en pie. El templo permaneció abierto hasta 1908, cuando el culto se trasladó a Las Angustias. Como era Monumento Nacional, el Gobierno responsabilizó de los trabajos a Ricardo García Guereta, que comenzó la restauración de la torre en 1912. La intervención, de la que se conservan fotografías, concluyó 1915, pero el mal estado de las naves obligó a su desmonte. Solo los tres ábsides góticos, la torre y el claustro románico, permanecieron en pie.En el ábside mayor, es decir en el presbiterio, se conservó el retablo de Juan de Juni pero, para evitar el deterioro y los robos, se cerró el arco triunfal con un tapial. En el año 1922 se trasladó el retablo a la Catedral, donde ha permanecido hasta nuestros días.
Las tres naves desmontadas fueron levantadas de nuevo y, aunque consta que en el año 1934 se firmó la liquidación y se entregaron las obras, por los avatares políticos de la República, la Guerra y la posguerra, el templo no se abrió hasta 1952, cuando recibió el Santísimo Sacramento desde Las Angustias. En 1947 Anselmo Arenillas construyó la sacristía, además de la puerta de Santa María de la Catedral.En 2010 se restauró la cubierta y, aprovechando los andamios, se limpió la Iglesia por fuera, a excepción de la torre. En el interior, la piedra se había vuelto oscura por los ataques de microorganismos consecuencia de las humedades (no olvidemos que el río Esgueva pasaba junto al claustro), y también por el humo, ya que durante la guerra, las tropas hicieron hogueras para calentarse. Tampoco ayudó el sistema de calefacción instalado con posterioridad.
Son muchas las voces que han urgido su limpieza, sobre todo teniendo en cuenta que es una parroquia donde con mucho culto, especialmente bautizos y bodas; y, después de superar muchos obstáculos, comenzaron los trabajos, que se han prolongado del 15 de octubre de 2018 al 31 de marzo del 2019.Actuaciones en el interior del templo (Por Javier Rivero, constructor)
La Antigua, como llamamos los vallisoletanos a la Iglesia de Santa María de La Antigua, forma parte inseparable de la historia de la ciudad. Testigo de sus cambios, es uno de los pocos vestigios medievales que permanecen en Valladolid y, sin duda, es uno de sus símbolos más emblemáticos.En 2018 se inició su restauración para devolver la dignidad al monumental espacio interior de sus muros. La suciedad que presentaban sus paramentos y bóvedas no nos dejaba apreciar su magnífica escala, así como los numerosos detalles que ahora sí quedan a la vista, como los medallones y capiteles de los ábsides góticos y el espléndido trabajo de cantería de su nave principal, obra del S. XX, que no debemos menospreciar en absoluto a pesar de no ser “original”.
Antes del inicio de las obras, el espectador quedaba sorprendido por la oscuridad; la iluminación era escasa e inadecuada y el nivel de oscurecimiento de todos los paramentos interiores muy alto, por lo que se concluyó, en su día, que resultaba totalmente necesario analizar los antecedentes para intentar descubrir las causas de todas estas patologías, y procurar que la reparación propuesta fuera la más adecuada.
El equipo de la dirección técnica de la obra determinó las diferentes causas que afectaron a la piedra, como por ejemplo, la diferente porosidad y dureza entre las diferentes épocas, las goteras que hasta fechas muy recientes han sido muy abundantes y, por último, las calefacciones a base de carbón que estuvieron funcionando entre los años cincuenta y setenta del siglo pasado. Se añadían también los sistemas de calefacción de los últimos años, con calefactores de gas butano, así como las velas y el propio vapor de agua que generamos los propios fieles y visitantes del templo.Una vez identificadas las causas, posteriormente se eligieron los diferentes sistemas de restauración para las distintas zonas de la Iglesia, utilizando sistemas de micro proyección en seco de materiales, como el polvo de piedra pómez.
Además de su limpieza, se procedió a acometer la nueva iluminación del templo. Consideramos que el resultado final, nos permite a todos contemplar con orgullo renovado la grandeza y esplendor de nuestra querida Iglesia de “La Antigua".-Extraído de la revista "Iglesia en Valladolid". Publicación especial sobre este acontecimiento.