Revista Cultura y Ocio

La Antigüedad y el ateísmo

Por Daniel Vicente Carrillo


La Antigüedad y el ateísmo

Conocerás cómo tierra, sol y luna
y éter común y celestial Vía Láctea y Olimpo
extremo y fuerza ardiente de los astros, fueron impelidos
a llegar a ser

Parménides
No hay necesidad ni eternidad en todo lo que existe o deviene: las más de las cosas no existen sino frecuentemente; es preciso, pues, que haya un ser accidental. Y así, lo blanco no es músico, ni siempre ni ordinariamente. Esto se verifica algunas veces, y esto es un accidente, porque de otro modo todo sería necesario. De suerte que la causa de lo accidental es la materia, en tanto que es susceptible de ser otra de lo que es ordinariamente.

Aristóteles
Por lo demás, ¿puede haber algo de una mayor ignorancia que no reconocer que esta naturaleza, que ha llegado a abarcar todas las cosas, es la mejor, o que no reconocer, siendo la mejor, que está, en primer lugar, dotada de espíritu, en segundo lugar que es poseedora de razón y de consejo, y, finalmente, que es sabia? (...) El mundo, si durante la eterna extensión del pasado ha sido un insensato, nunca, ciertamente, conseguirá la sabiduría; será, en consecuencia, peor que el hombre. Ya que esto es absurdo, ha de considerarse que el mundo es sabio -así como de naturaleza divina- desde un principio.

Cicerón
¿Por qué almas lerdas e ignorantes perturban al que tiene conocimiento y sabe? ¿Y qué es un alma con conocimiento y sabiduría? La que conoce el principio y el fin, y la razón que recorre toda la sustancia, y gobierna el Todo a lo largo de toda la eternidad, de acuerdo con periodos determinados.

Marco Aurelio
Todas las cosas imitan al mismo Uno, pero sucede que unas lo imitan de lejos y otras en mayor grado, y donde la unidad es ya más verdadera es en la Inteligencia; porque el alma es una, mas la Inteligencia es más una todavía, como lo es también el Ser.

Plotino
Lo que no es perpetuo debe ser así de uno de estos dos modos, ya sea siendo compuesto, ya existiendo en otro. Pero el ser autoconstituido es simple, no compuesto, y existe en sí mismo, no en otro. Es, por consiguiente, perpetuo.

Proclo
Las ideas de ser, de cosa, de lo necesario se presentan en el alma primariamente. Su impresión no es de esas que tienen necesidad de ser deducidas por otras cosas más conocidas. Antes al contrario, todo aquello que por sí mismo es concebido como primero es lo común a todas las cosas, como el ser, la cosa, lo uno, etc. Por esta razón no es posible explicarlos sin caer en un círculo vicioso o servirse de alguna otra cosa más conocida.

Avicena

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