La Aparición de San Miguel Arcángel en Honaz. 6 de septiembre.
La leyenda cuenta que predicaban por Asia Menor San Juan Evangelista (27 de diciembre y 6 de mayo, Ante Portam Latinam) y San Felipe Apóstol (28 de febrero, 3 y 11 de mayo; 11 de octubre, Iglesias Orientales; 14, Iglesia Armenia, y 18 de noviembre, Iglesia copta), cuando llegaron a Chonae (actual Honaz, cerca de Colosas), donde hallaron gran receptividad al mensaje de Cristo, alcanzando numerosas conversiones. Por ello, antes de irse, San Juan profetizó que el lugar sería santificado por el arcángel San Miguel (29 de septiembre; 25 de abril, aparición en Roma y en Tlaxcala; 6 de septiembre, aparición en Honaz; 19 de septiembre, aparición en Colosas, 8 de mayo,"in Monte Gargano"; 16 de octubre, aparición en Mont Saint-Michel), y que surgiría una fuente de aguas curativas, por medio de la cual se mostraría la gloria y el poder de Dios.
Y no mucho tiempo tiempo después, aún en el siglo I, se verificó la profecía apostólica: brotó una fuente cerca de la población, y esa misma noche un pagano que vivía en Laodicea y tenía una hija sordomuda, soñó que San Miguel le indicaba que debía llevar a la niña y bañarla en la fuente. Y allá se fue el hombre, con gran acompañamiento de familiares y curiosos. Al llegar a la fuente, los cristianos le dijeron que debía invocar a la Santísima Trinidad y a San Miguel. Lo hizo así, a la vez que sumergía a su hija en la fuente. La niña salió del agua por su propio pie, perfectamente curada del oído y el habla. Ante tal portento se bautizó con toda su familia y construyó una iglesia en honor de Cristo y San Miguel, estableciéndose en ella San Arequipo (6 de septiembre), un presbítero ordenado por los apóstoles y que murió con 60 años dedicado a sus fieles.
Pasó el tiempo y ocurrían cada día muchas curaciones y conversiones, por lo que los paganos, envidiosos y viendo que mucho daban de lado a los ídolos, idearon desviar el gran caudal de la fuente, para que arrasara la iglesia y poner en duda el poder del dios predicado por la nueva fe cristiana. Así lo hicieron, pero ocurrió el milagro: cuando las aguas turbulentas amenazaban con inundación, se apareció con gran majestad el arcángel Miguel que, con un rayo hizo caer una roca que desvió el caudal del agua. Esta memoria de San Miguel consta en la Iglesia Griega desde el siglo VIII.
A 6 de septiembre además se celebra a San Cagnoald, obispo.