La apariencia externa del actor: el vestuario
El vestuario es el componente más importante de la apariencia externa del actor. Domina sobre los demás sistemas por su mayor dimensión, lo que le permite una mayor percepción. La primera identificación aproximada del personaje sucede gracias al vestuario. Vestuario y personaje están en íntima relación; esta relación viene dada por significado social del traje. Las funciones del vestuario teatral y las que tiene en la vida social coinciden. Según James Laver, “en su origen todas las ropas son teatrales”. De hecho, el “traje de ocasiones especiales” (luto, trabajo, ocio, fiesta, etc.) es en realidad vestuario para papeles sociales diferentes. Vestuario y papel forman también una unidad social.
La identidad de un individuo en una sociedad no está definida por un solo papel, sino por una suma de roles sociales. Si la identidad se forma aceptando y adjudicando roles recíprocamente, es algo importante indicar a los demás el rol que toca aceptar, para que haya un identificación inequívoca; la indumentaria actúa de forma rápida y completa como información del papel que interpreta su portador y crea las expectativas respecto a su comportamiento.
La identidad social exige la aceptación de una pluralidad de roles, pero no así la de un personaje teatral, la cual se pude indicar con un vestuario único. Sirvan de ejemplo los personajes de la commedia dell’arte o las túnicas de los héroes de la tragedia griega, cuyas vestimentas se referían de modo inequívoco a su identidad como personajes.
Sin embargo, existe, como en la vida social, la posibilidad de cambios de vestuario en una representación para indicar cambios de situación, estados de ánimo, paso del tiempo, etc. El rey Lear es un claro ejemplo de esto, pues pasa como personaje de monarca todopoderoso a mendigo y lo demuestra en su aspecto externo.
El vestuario representa un sistema específico de significado, cuyas unidades se forman por el material, el color y la forma. También tiene funciones prácticas y simbólicas (protección, pudor y adorno serían las prácticas), pero a efectos teatrales las funciones prácticas no se consideran, pues al pasar al escenario todo el vestuario se vuelve simbólico.
Figurines de moda. 1935
Las funciones simbólicas del vestuario son las siguientes:
- Actúa como signo de fenómenos naturales, como la edad y el sexo, pues en la mayoría de las culturas se diferencia la ropa de hombres y mujeres, de adultos y niños. Estas indumentarias no responden a diferencias biológicas, sino culturales.
- Indica nacionalidad o pertenencia a una región determinada.
- A menudo actúa como signo de pertenencia a un grupo o creencia religiosa (hábitos del fraile, túnica naranja del monje budista).
- Distingue clases, castas y estratos sociales.
- Actúa a veces como signo del estado civil, sobre todo en ciertos contextos culturales: esclavo/libre, soltera/casada.
- Diferencia profesiones: uniformes, monos de trabajo, batas, etc.
- Indica pertenencia a agrupaciones o corrientes sociales, políticas, artísticas, culturales.
- Indica también diferencias de situación. En nuestra cultura y en la mayoría está tipificado el vestuario adecuado para fiestas, bailes, entierros, sueño, etc.
- Define a veces la identidad individual por diferenciación, pues indica el grado de aceptación de la norma social y sus valores. Puede indicar también situaciones individuales pasajeras, como el estado de ánimo y las emociones.
En cualquier caso, el vestuario teatral denota siempre la ropa del personaje representado y puede adoptar todos los valores y realizar todas las funciones simbólicas en relación al personaje, las mismas que cumpliría en relación a su portador en la vida social. Además tiene funciones simbólicas adicionales:
- Puede indicar el clima del lugar en que se desarrolla la acción, así como el paso del tiempo.
- Puede significar la época histórica.
- Puede caracterizar al personaje: carácter y estado de ánimo.
- Puede usar códigos mitológicos: ángel, demonio, dioses paganos, etc.
Del mismo modo, puede desempeñar funciones simbólicas generales, que no se refieren sólo al personaje, sino a la representación completa. Similitudes y contrastes en color, líneas y materiales indican a veces relaciones entre personajes o subrayan el significado especial de uno de ellos o de varios. También puede establecer relaciones con el decorado, que pueden referirse a la atmósfera general, al ambiente de la representación, incluso a determinadas ideas simbólicas. Es decir, el vestuario teatral rebasa las funciones realizadas por el vestido en la vida social.
Una compañía de la commedia dell'arte
Las funciones simbólicas del vestuario teatral han estado condicionadas por la época y por la función concreta del teatro en cada momento. En la tragedia griega tenía la función de diferenciar al héroe del resto de los personajes. En el teatro medieval distinguía a los personajes bíblicos de los personajes comunes (soldados, mercaderes, frailes, etc.). En el teatro burgués del siglo XIX era prioritaria la función social e histórica del vestuario. En las vanguardias del siglo XX se daba predominio a la función simbólica general (relaciones entre personajes, con el decorado y con el ambiente general).
En ciertas formas de teatro el código teatral del vestuario no coincide con la indumentaria social al uso, como ocurre en la Ópera de Pekín y en muchas formas teatrales asiáticas. Usan un código teatral disociado que sólo se puede entender en el contexto de la representación misma.
El sistema de signos del vestuario se relaciona con los otros dos sistemas de la apariencia externa del actor: la máscara y el peinado, pero también con los gestos y movimientos escénicos, pues el vestuario los puede condicionar, acentuar o limitar; impone mayor o menor amplitud y puede apoyarlos y potenciarlos por otra parte. Vestidos estrechos no permiten los pasos largos, por ejemplo, ni el miriñaque o el corsé una gran amplitud de movimiento, pero un vestido de vuelo ligero subraya el movimiento y el gesto.
Como conclusión, hay que decir que la apariencia externa del actor sólo sugiere y anuncia una identidad del personaje, pero tiene que concretarse en la construcción que el actor haya hecho de él; la identidad total se logra con los signos lingüísticos y paralingüísticos, gestos, movimientos y mímica, y se da en el transcurso de un proceso por superposición de signos.