Llevas años haciendo lo mismo, te gustaba y mucho pero de repente (o no tan de repente) empiezas a sentir que ya no es lo mismo, que no estás emocionado y que no tienes ese empuje que te caracterizaba. ¿Qué ha ocurrido? Si en el fondo sabes que te sigue gustando lo que hacías… Tranquilidad. Estás viviendo un episodio de “apatía laboral – profesional” y es más habitual de lo que parece y pensamos a priori. Lo fundamental es lo de siempre: identificarlo para de ahí, diseñar soluciones y ejecutarlas. Empecemos por el principio.
¿Qué es la apatía laboral o profesional?
La apatía, en cualquier ámbito, se refiere a una falta continuada de interés y motivación por algo en concreto. No tener ilusión, ganas ni ese empuje que en otros momentos sí tuvimos. La apatía es fácilmente reconocida puesto que nos aleja de aquello a lo que antes estábamos más unidos con fuerza y positivismo.
En el ámbito profesional, la apatía laboral hace referencia a ese momento en el que no nos apetece trabajar, en el que sentimos que hemos perdido la ilusión y la motivación por nuestro trabajo – rol – tareas y nos cuesta, de forma extrema, desempeñar nuestras funciones.
No es un trastorno psicológico como tal si es lo único que nos está pasando. Habría que indagar más si además, hay otros síntomas pero si lo que sientes apatía laboral, seguramente hay motivos que la sustentan y que se pueden atajar si se descubre la raíz.
Eso sí, es imprescindible encontrar una solución. Pasamos más de la mitad de nuestra vida trabajando y desempeñando alguna tarea (física y sobre todo, mental) relacionada con la faceta profesional. No podemos estar en desidia, en apatía y generarnos sufrimiento innecesario.
Síntomas de la apatía laboral – profesional
Detectar la apatía laboral es algo que debería estar sobre nuestra agenda día a día. A la más mínima señal, es fundamental tomar cartas en el asunto. No queremos que la situación se agrave, vaya a más y se convierta en un sufrimiento exagerado. ¿Cómo identificar que estamos bajo un episodio de apatía laboral?
- Nos cuesta más tiempo hacer las mismas taras que antes hacíamos rápidamente.
- Desmotivación: no estamos ilusionados, no proponemos cosas nuevas, no encontramos la chispa en lo que hacemos.
- Ganas de acabe el día para dejar de trabajar y dedicarnos a otra cosa.
- Contamos los días de la semana laboral como un sufrimiento. Solo nos importan los fines de semana.
- Los domingos, sobre todo los domingos por la tarde aparece la ansiedad y/o tristeza.
- Los lunes por la mañana (y el resto de días laborales) nos cuesta muchísimo levantarnos.
- Dormimos mal entre semana y bien los viernes y sábado.
- La calidad de nuestro trabajo ha disminuido notablemente.
- Nos distraemos sobremanera durante nuestra jornada laboral (móvil, internet…).
- Comemos mucho y mal cuando estamos trabajando.
Todas estas particularidades pueden estar presentes en tu vida y ni siquiera, le estás dando importancia. Las solemos esconder cuando aparecen con la justificación del cansancio. Es posible pero también es importante analizar si hay algo más detrás para poder ponerle solución.
La apatía laboral es un problema que afecta no solo a quién la sufre (al que más) sino también a su entorno más personal – familiar (por su frustración y consecuencias derivadas) y al entorno profesional (que verá los efectos negativos de alguien que no está remando con la misma intensidad y que su mal humor aumenta).
¿Qué genera apatía laboral – profesional?
Los factores y causas para que se sufra apatía laboral son múltiples y variados. Cada persona es un mundo y está viviendo una situación particular. No es algo motivado por un único disparador sino que hay que analizar el momento de cada uno, lo que trae en su mochila y de ahí, identificar lo que ocurre.
- Agotamiento mental: este es uno de los disparadores más habituales y también más potentes de la apatía laboral. Tener mucho en la cabeza, que las preocupaciones nos asalten y se adueñen de nosotros, estar intentando solucionar otras situaciones nos agota.
- Aburrimiento: llevar mucho tiempo haciendo lo mismo sin un mínimo cambio termina por aburrir y el aburrimiento, nos lleva a la apatía. Laboralmente necesitamos nuevos incentivos, ideas, proyectos que nos motiven y nos devuelvan la ilusión.
- Exceso de trabajo: tener mucho de algo no siempre es bueno. En el terreno profesional, vernos desbordados durante un tiempo prolongado nos puede llevar a la apatía. Sobre todo cuando sentimos que por más que hacemos, por más que trabajamos, no aliviamos esa saturación de tareas.
- Sueños y proyectos por realizar: si tenemos ideas de negocios por desarrollar que siempre han estado ahí; si hemos dejado sueños por ejecutar a nivel profesional; si tenemos ideas que no hemos puesto en práctica en nuestro lugar de trabajo, estaremos entrando en frustración y apatía laboral por no estar haciendo lo que realmente queremos.
Solucionar la apatía laboral – profesional
Es posible y de hecho se debe hacer, solucionar la situación de apatía profesional – laboral. Como decíamos al principio, pasamos más de la mitad del tiempo de nuestra vida, trabajando. Qué mejor que hacerlo felices, motivados e ilusionados.
- Identificar qué está ocurriendo.
- Dejarnos acompañar para encontrar soluciones.
- Buscar lo que realmente nos hace felices y cómo a nivel profesional – laboral.
- Soltar, con acciones y acompañamiento si es necesario, el miedo al cambio.
- Ejecutar lo diseñado.
Lo mejor que se puede hacer cuando aparece la apatía laboral es comenzar un periodo de introspección, de análisis, de búsqueda porque algo nos está diciendo que por ahí quizás ya no, y que hay que buscar otro camino. Otro camino no es siempre dejarlo todo, cambiar de trabajo y convertirse en viajero nómada. Los cambios son cambios y pueden (deben ser) adaptados a lo que realmente uno quiere, siente y también tiene la capacidad de incluir en su vida para su satisfacción plena.
Con coaching puedes realizar este proceso de una forma saludable y darle la vuelta de algo frustrante y con lo que sufrir a algo bonito, enriquecedor y con lo que disfrutar. La vida es la que es y hay momentos. Cada uno tiene sus circunstancias y qué mejor que vivirlas al máximo extrayendo lo más positivo que nos aporta.