En unos años en los que las prohibiciones se suceden una tras otra y nuestras libertades cada vez son más dudosas y efímeras, que se utilice la apología como sucedáneo de delito, todavía me parece más preocupante.
La apología como sucedáneo de delito
Quiero llamar la atención sobre las continuas prohibiciones, muchas de ellas sin sentido y otras claramente represoras. En otras, nos quieren hacer culpables de algo para justificarlas… en definitiva, que basta con comparar la situación actual con la de hace apenas una década para ver el asombroso cambio ocurrido en este aspecto sin que estemos haciendo nada por evitarlo.
De entre todas nuestras «libertades» aparentemente todavía no prohibidas, puede que la más preciada sea la de la libertad de expresión. Esa que, al menos de momento, me permite seguir expresándome de manera crítica en este blog. Ahora bien, analicemos la situación a grandes rasgos… la libertad de expresión no está prohibida, pero cada vez es más habitual crear delitos paralelos que atacan directamente a esa libertad de expresión que, no estará prohibida, pero está siendo acorralada.
En ese punto es donde me refiero a la apología como sucedáneo de delito.
La apología, según el diccionario, tan solo es un «discurso de palabra o por escrito en defensa o alabanza de alguien o algo» O sea, que la apología tiene una acepción positiva por lo que siempre defiende o alaba alguna cosa o a alguien. El problema, claro está, es cuando defiende o alaba algo prohibido o denostado.
Ahí es donde entramos en la apología de la violencia, o la apología del terrorismo, o la apología del odio, o directamente la apología del delito, así, en general.
Según yo lo veo, si no prohiben la libertad de expresión pero condenan la apología, el resultado es el mismo, poco a poco le van comiendo peldaños a la no muy larga escalera de la libertad de expresión.
La tergiversación de todo llega al extremo de que, si le preguntamos a alguien qué es apología, quizás no nos lo sabrá explicar, pero seguro que nos dice que es un delito. Señores, la apología NO ES UN DELITO, la apología, además de una bonita palabra, es una de las cosas más alejada del delito que existen, recordemos que apología es sinónimo de defensa o alabanza. ¿Cómo va a ser eso un delito? Hasta ahí nos tienen sorbido el seso, hasta el punto de que consideremos negativa una palabra que tiene una connotación completamente distinta.
No seré yo quien defienda el terrorismo, ni los delitos en general, pero perseguir la libertad de expresión nunca será algo positivo. Coartar libertades tampoco. Perseguir el delito sí.
Que después del asesinato de Carrasco hayan abierto un operativo policial sin precedentes para perseguir tuiteros como si fueran miembros de una familia de la mafia rusa, y que simplemente decían lo que pensaban, me parece, no solo improcedente y en contra de todas las libertades, sino que le da una importancia a unos hechos que de por sí no la tienen.
Si yo digo que estoy en contra de la limitación de velocidad supongo que estaré también haciendo apología de un delito, ¿es así?, ¿es eso lógico? O sea que no puedo estar en contra de ninguna prohibición y por lo tanto no puedo hablar en contra de una ley injusta, sea la que sea. Si estoy a favor del aborto y lo digo, me condenarán por apologista de la interrupción del embarazo… Abramos los ojos antes de que nos los cierren del todo.
Ramón Cerdá
La apología como sucedáneo de delito was last modified: mayo 19th, 2014 by Ramón Cerdá