Francis Drake odiaba a los españoles con una pasión ardiente y devoradora, nacida de una derrota naval humillante sufrida en Veracruz, México (1568).
Drake juró venganza implacable a España y se embarcó con entusiasmo en una lucrativa carrera de asalto al Tesoro español, fruto a su vez del propio realizado por los españoles en su nuevo imperio transatlántico.
Que Drake asaltara y saqueara el oro y la plata extraídos del Nuevo Mundo no era lo único que enfurecía a Felipe II; ahora Isabel también estaba ayudando abiertamente a los rebeldes protestantes en Flandes, pues creía que era preferible combatir a los españoles en territorio ajeno antes que en el propio.
En agosto de 1585, la reina había firmado el Tratado de Nonsuch, que unía Inglaterra y los Países Bajos y la comprometía a ayudar económicamente a las provincias rebeldes.
Además de proporcionarles un generoso subsidio anual de 600.000 florines (218,2 millones de euros aprox.), meses después envió a la zona un ejército inglés de 7.000 hombres, dirigido por su favorito, Robert Dudley, primer conde de Leicester.
Fuente:
- "'La Armada Invencible' -Robert Hutchinson".