En los años 50, el Cap Salou, cabo geográfico situado entre Salou y La Pineda de Tarragona, era un paraíso virgen, conocido también como la Menorca de la Costa Dorada, formado por pequeñas calas rocosas de aguas turquesas, pinos besando el agua y juguetonas dunas de arena ...
A finales de la década de los 50 y mediados de los 60, una vez superada la post-guerra, con una clase media trabajadora en alza, se inició una primera fase de promociones domésticas en la costa catalana. En 1960, el célebre arquitecto Bonet Castellana recibió el encargo de la redacción del Plan Parcial y del Proyecto de urbanización Ntra. Sra. de Nuria, gracias al cual, tuvo la oportunidad de proyectar y construir una elevada cantidad de edificios de carácter tipológico diverso, tanto público como privado.
Antoni Bonet Castellana nació en Barcelona en 1913. Cuando todavía era estudiante de arquitectura, formó parte del GATCPAC, y fue discípulo de renombrados arquitectos como Le Corbusier, Josep Lluís Sert y Torres Clavé. Instalado en París, Bonet Castellana conoce los arquitectos argentinos Jorge Ferrari y Juan Kurchan, con quienes marcha a Argentina al estallar la guerra civil. Fue allí, y con ellos, que Bonet Castellana proyecta gran parte de su obra y donde juntos diseñan la mítica silla BKF, más conocida como la silla Butterfly, un icono imprescindible del mobiliario de diseño del siglo XX y uno de los mejores ejemplos de la su arquitectura en cuanto a la simplicidad de materiales.
El legado arquitectónico de Bonet Castellana es vasto, con edificios tan importantes para la arquitectura moderna como el Canódromo de Barcelona (premio Fad 1963), la torre Urquinaona o la Ricarda, una casa de veraneo ubicada en el Prat del Llobregat que es un icono de vanguardia en la época franquista, donde la bóveda catalana da lugar a espacios de gran profundidad y transparencia.
Pero centrándonos en la arquitectura de Bonet Castellana ubicada en el Cabo Salou desde 1959 hasta 1964, diseñada junto con Josep Puig Torné, encontramos numerosos complejos residenciales.
En 1959, se inició la construcción de la casa Rubió, una vivienda unifamiliar situada frente al mar y en el abrupto terreno de cala Crancs. El arquitecto sitúa la zona de estar en la planta alta y los dormitorios en la planta más baja, utilizando los triángulos para adaptarse a los espacios agudos ofrecidos por el terreno, y protegiendo las terrazas con voladizos, configurándolas como espacios de transición entre el exterior y el interior. Con todo, el conjunto de la casa se adapta armónicamente a la topografía.
La mayoría de sus edificios pasan desapercibidos, pues era consciente de la inconveniencia de desvirtuar la riqueza paisajística de los parajes de Salou que él tanto amaba.
En Monapart Tarragona sabemos apreciar el alto valor arquitectónico de estas viviendas de autor, y pensamos que este legado de los arquitectos Bonet Castellana y Puig Torner se debe preservar y cuidar.