Revista Cultura y Ocio

La arquitectura hoy en día es de segunda mano.

Publicado el 14 agosto 2012 por Alberto Vil @cajonAV
La arquitectura hoy en día es de segunda mano. "La arquitectura hoy en día es de segunda mano. Transformamos, reciclamos y reintrepretamos elementos que ya existen; vivimos en un mundo ya hecho", dice Juan Navarro Baldeweg, que lleva mucho tiempo repensando la arquitectura.
Navarro Baldeweg (Santander, 1939) adelanta las ideas clave que expondrá el próximo septiembre en Cádiz, en la VIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, que le acaba de otorgar el Premio a una Trayectoria, sumándose así a colegas como Oscar Niemeyer, Sáez de Oiza o Alvaro Siza.
Es difícil clasificar a este santanderino, especialmente después de una hora de entrevista que se adentra, más allá de los aspectos prácticos de una profesión, en el pensamiento de un hombre que se expresa a través de la pintura, la escultura y la arquitectura, sin hacer distinciones.
"Hay pocos arquitectos que saquen tiempo para las tres modalidades, pero yo lo hago por necesidad psicológica, porque son actividades que se compensan y me permiten descansar. La arquitectura tiene aspectos no muy importantes ni difíciles pero consumidores de tiempos", comenta en referencia a la trama administrativa y burocrática.
Entre sus obras figura el complejo de Altamira, los Teatros del Canal de Madrid, la Biblioteca Hertziana en Roma o el Museo de la Evolución Humana de Burgos, y su obra artística puede contemplarse desde el Museo Malmo de Suecia al Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
En su confluencia de facetas, y a riesgo de parecer "enigmático", cita el "ready made" de Marcel Duchamps, que vapuleó el mundo del arte a comienzos del siglo XX con la reutilización de objetos para crear obras de arte, con el fin de explicar el mensaje que lanzará en la Bienal Iberoamericana (del 10 al 14 de septiembre).
Este mensaje también se acerca al arte oriental (la nueva armonía que surge de presentar conjuntamente objetos dispares, como una piedra, una cerámica y un papel) o de construir un poema: "el acierto es saber disponer palabras que ya existen, cosas distintas, para que adquieran un nuevo significado".
"Quiero poner el énfasis en la vuelta a lo biológico, a lo puramente orgánico, y no contrariar mucho a nuestra propia naturaleza", ante un "cierto cansancio constructivo", observa, y una crisis que a tantos arquitectos se ha llevado por delante.
Sus proyectos futuros -con los que resistirá la delicada situación los próximos dos años-, están en Basilea (Suiza), Galicia y Barcelona, además de nuevas exposiciones de pintura y escultura.
Académico de San Fernando desde 1999, tiene su estudio en un barrio tranquilo, pero cercano al corazón financiero de Madrid, donde trabaja con un núcleo muy reducido de colaboradores, todos muy jóvenes, que dan un aire nada protocolario al lugar, como si de una escuela-taller se tratara.
"Me gusta pensar que estoy más cerca de la arquitectura artesanal, con un equipo muy próximo a mi. Hay quien se ha extrañado de que un núcleo tan pequeño pueda acometer grandes proyectos, pero es que me gusta pensar en los aspectos más creativos y controlar el proceso, sin muchos intermediarios", admite, con sosegado discurso, en su luminoso despacho.
Navarro Baldeweg sabe que los grandes proyectos nunca están libres de polémica, y de hecho, él estuvo en el centro de una de ellas con la Comunidad de Madrid a cuenta de la finalización de los Teatros del Canal.
"Es desagradable, pero consustancial a las grandes obras. Es parte del trabajo, pero también es una energía que puede enfocarse positivamente; hay que ver, en esas críticas, lo que es a favor y canalizarlo", señala.
Entonces, preguntado por el futuro Centro Botín de Santander que ha diseñado Renzo Piano y que ha sufrido diversas modificaciones desde su primera presentación, afirma: "Es un gran arquitecto y es capaz de reaccionar ante las demandas de la sensibilidad social, del ambiente que se genera en torno a un proyecto, y eso, es propio de los grandes arquitectos".
Así, se remite a la sede de la Fundación Beyeler, en Basilea (Suiza), obra del arquitecto italiano: "Todos esperamos que consiga algo como ese maravilloso museo", reconoce".(Almudena González.laopinion.com)

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