La arquitectura para el cambio social. La 0.3, Clarín - Arquitectura
Una muestra en el MoMA neoyorquino pone de manifiesto la alta necesidad de difundir propuestas que ayuden a comprender la arquitectura social, más allá de planteos heroicos, egotistas o caritativos.
Las actitudes ideológicas de la década de los 60 marcaron el comienzo de un cuestionamiento del fracaso del proyecto moderno, constatando su ineficacia para haber logrado proporcionar los recursos que hubieran garantizado la realización de su ideal de igualdad social. En noviembre de 1964, el arquitecto Bernard Rudofsky presentó en el MoMA ‘Architecture without Architects’, una exposición en la que, reivindicando la idea de una ‘arquitectura sin pedigrí’, que rescatase el ideal de una relación orgánica entre paisaje y modos de vida, se planteaba simultáneamente una crítica contra la arrogancia de la autoría heroica implícita en la visión moderna del arquitecto, que habría abocado finalmente en una incapacidad para constituirse como un verdadero agente activo para la construcción de aquel ideal.
Cuarenta y seis años después, de nuevo en el MoMA, se presenta una exposición que vuelve a reflexionar y a reivindicar el papel del arquitecto como modelador de su entorno desde una consciente responsabilidad de compromiso social: ‘Small Scale, Big Change: New Architectures of Social Engagement’. Comisariada por el responsable del Departamento de Arquitectura y Diseño del museo, Andres Lepik, la exposición presenta una descripción en diferentes soportes de once proyectos localizados en Estados Unidos, Chile, Venezuela, Brasil, Francia, Burkina Faso, Bangladesh y Líbano en los que la intervención arquitectónica se ha planteado como un ejercicio en el que la tarea del arquitecto va más allá del diseño y la construcción de un edificio, para extenderse hacia un planteamiento en el que el edificio actúa crucialmente como pieza de reparación o de incentivación positiva dentro de un contexto en situación crítica. La muestra se complementa con tres sitios web que actúan como puntos de encuentro e intercambios de experiencia entre arquitectos, ONG y responsables de comunidades.
Forman parte de esta exposición modelos de construcción sostenible a través de la integración de técnicas constructivas tradicionales y técnicas avanzadas y otros conceptos que forman parte de los intereses más estrictamente actuales de la arquitectura. Esta exposición, sin embargo, no debe ser leída en clave de aproximación a conceptos de innovación, sino más bien como expresiones de vigencia y reinterpretación de fundamentos del Movimiento Moderno y de la recuperación de planteamientos teóricos e ideológicos que, desde los 60, han venido reaccionando contra el debilitamiento de la trascendencia política del arquitecto, buscando recuperar el concepto ideal del proyecto moderno y del arquitecto como un agente libre y no como un servidor del poder.
Cabe asumir que el recurrir a proyectos situados en lo que en la exposición se denominan ‘ comunidades desfavorecidas’ tiene como objetivo concreto mostrar con mayor claridad el efecto de las intervenciones planteadas desde este posicionamiento del arquitecto como ‘moderador de cambios’ –que se propone como un modelo para redefinir su rol dentro del status quo presente–.
Así se interpretan el proyecto de Francis Keré en Gando, el de Anna Heringer en Bangladesh (foto – encabezado) o Fréderic Druot con Lacaton & Vassal en la periferia parisina: casos en los que los arquitectos han definido modos de acción específicos a partir de análisis pragmáticos de los diversos condicionantes confluyentes en el contexto para producir edificios que han catalizado un progreso positivo de las condiciones sociales. No obstante, esa concentración exclusiva en ‘zonas desfavorecidas’, ligando la reivindicación de lo social desde lo exótico-marginal, implica el riesgo de distanciar demasiado la trascendencia de una acción social de la arquitectura de la realidad en crisis del primer mundo. La presencia de algunos proyectos sobradamente mediatizados demuestra cómo aún colean las estrategias de los tiempos de exaltación en los medios de las figuras-estrella y arquitecturas de presupuestos estratosféricos ahora clamando un falso mea culpa colectivo mediante un mismo discurso, supuestamente invertido, y que celebra esa arquitectura–limosna (no social). Alejandro Aravena y las viviendas en Iquique de su firma Elemental , ‘que transforman la caridad en un emprendimiento rentable’, como Lepik señala en su ensayo para el catálogo de la exposición, resultan el paradigma de esta situación que lleva a invisibilizar propuestas menos mediáticas pero posiblemente menos decantadas hacia tópicos, más coherentes y con más interesantes matices conceptuales. También plantea dudas una propuesta como Inner City Arts , de Michael Maltzan, que se basa en la pauperización de modelos de sofisticada arquitectura.
vía La arquitectura para el cambio social.
La Exhibición en el Sitio Web del MoMA: Small Scale, Big Change: New Architectures of Social Engagement
October 3, 2010–January 3, 2011
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Andres Lepik
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