Aunque se acostumbra a asociar la artritis reumatoide con personas de edad avanzada hay que tener en cuenta que también existe una variante de esta enfermedad, conocida como idiopática, que se da especialmente entre los menores de 15 años.
Esta dolencia hace que el tejido de las articulaciones se inflame y deje que se filtre líquido dentro de ellas. Entonces las articulaciones se ponen rígidas, duelen y se notan calientes al tocarlas. Los médicos consideran que la artritis reumatoide juvenil es una enfermedad de origen autoinmune que puede heredarse o que también se desarrolla por algo de su alrededor.
Los síntomas de esta artritis varían en cada niño, además de ser intermitentes y durar desde días a años. Los padres pueden notar como su hijo cojea o siente dolor en sus articulaciones, que pueden hincharse y provocar rigidez por las mañanas o problemas a la hora de moverse en las actividades normales.
Un diagnóstico completo de la artritis reumatoide juvenil puede incluir una radiografía, un análisis de sangre e incluso el tomar una muestra del líquido de las articulaciones. Una vez seguro de que el niño padece esta enfermedad, el doctor le recomendará una combinación de tratamientos que incluye medicación antiinflamatoria (no esteroidea en un primer momento y de esteroides si los síntomas son fuertes), fisioterapia y ejercicio. Muy pocas veces es necesario plantearse una cirugía en el caso de niños para reparar articulaciones que se hayan dañado en exceso. Con un tratamiento adecuado los pacientes de esta enfermedad pueden llegar a vivir incluso una vida normal.