Juan Martorano
Algunos señalan que los ciclos históricos tienden a repetirse. Algunas veces como comedia, otros como tragedia. Y no en balde, uno de los pilares en los que se ejerce la seguridad de la nación tiene que ver con el ámbito cultural.
Señalo esto, porque el pasado 22 de junio conmemoramos 193 años del Congreso Anfictiónico de Panamá, uno de los esfuerzos más enconados del Padre de la Patria Grande por consolidar el sueño de una América verdaderamente unida. Evidentemente los agentes de EEUU, con el apoyo de traidores cipayos de aquí lograron fracturar el sueño bolivariano, hasta el punto que Bolívar muriéndose señaló: “He arado en el mar”.
A partir de mañana, y hasta el jueves 27 de junio, se celebrará en la ciudad de Medellín, Colombia, la 49 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y uno de los temas que tratarán en su agenda, tiene que ver con nuestro país, Venezuela.
Indudablemente, si bien debemos recordar que nuestro país desde el pasado 27 de abril no pertenece a lo que Fidel Castro definió como el “ministerio de colonias” de EEUU, sin embargo, éste último país utilizará el foro que controla como un mecanismo para aumentar las presiones y estrechar el cerco diplomático, político, económico, comercial y financiero contra el país. Están obligados, en el marco de su estrategia, a plantearse un reacomodo y una redefinición, dados los estrepitosos fracasos de Guaidó y el frente que pretende abrir con otro de nuestros aliados, como lo es la República Islámica de Irán.
Esta reunión y la posible definición de estrategias en contra, no solo de Venezuela, sino de países hermanos como Nicaragua y Cuba, hay que verla en clave geopolítica. El actual conflicto y amenazas que estos pueblos afrontan no podemos verlo de manera aislada y separada, ya que así se busca debilitarnos, dividirnos, para que así les sea mucho más fácil agredirnos.
Pero, refiriéndonos a la particularidad de la República Bolivariana de Venezuela, esta reunión viene precedida de toda una campaña y el despliegue de acciones de guerra psicológica, buscando oxigenar la maltrecha imagen de Guaidó, ante sus evidentes fracasos y ante el escándalo que le ha estallado en la cara, por el caso de corrupción por el manejo de la supuesta ayuda humanitaria, mejor conocida como “El Cucutazo”.
En artículos anteriores señalamos responsablemente el despliegue de operaciones psicológicas dirigidas hacia la FANB, aprovechando estos tiempos en los que ocurren los ascensos militares. También esta la tarea pendiente, y que debe hacerse público en los próximos días, sobre la decisión del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y Comandante en Jefe de la FANB, sobre la ratificación o sustitución del Alto Mando Militar (por algunas señales, todo apunta a que Padrino López continuará al frente del Ministerio del Poder Popular para la Defensa y de la Vicepresidencia Sectorial de Política, Soberanía, Seguridad y Paz, y la posibilidad de ascenso a general en jefe de Jesús Suárez Chourio y su promoción como jefe del CEOFANB), la designación de los nuevos jefes de REDI y de ZODI, y las nuevas promociones y pase a retiro de oficiales y suboficiales de las FANB. Ciertamente, operadoras de la oposición que tienen un supuesto manejo de la fuente militar como Rocío San Miguel y Sebastiana Barraéz, han estado muy activas por estos días como lo hemos señalado.
También en el entorno, observamos los actos de provocación del buque hospital gringo USNS Comfort, que con medio de intimidación y bajo el argumento de supuesta ayuda a migrantes venezolanos, navega en aguas muy cercanas a las costas de nuestro país. Este acto vino precedido, como se ha denunciado oportunamente, de nuevas violaciones a nuestro espacio aéreo por parte de aviones de la fuerza aérea estadounidense dotados de sofisticados equipos de inteligencia electrónica. Pero esto es más como acto de provocación y parte del despliegue de operaciones para detectar posibles vulnerabilidades, nuestra capacidad de reacción y tiempo de respuesta por parte de nuestra FANB, que un verdadero ataque a nuestra Patria. No obstante, no podemos bajar la guardia.
No podemos pasar por debajo de la mesa, las bolas y rumores desplegadas en el día de ayer, referidas a un supuesto atentado que habría sufrido el camarada Diosdado Cabello. Dicha información, evidentemente falsa, no podemos desdeñarla tampoco de buenas a primera, debido a los planes de grupos terroristas y paramilitares, que pretenden originar un evento desencadenante de alto impacto que origine una conmoción nacional. Cabello, al igual que Bernal y otros importantes cuadros del Alto Mando Político y Militar de la Revolución, son desde hace rato objetivo militar de estas fuerzas mercenarias, y tampoco es que sea descartable una acción en contra de la integridad física de estos compatriotas. Pero tampoco esos son muchachos “cogíos a lazo”, como se diría coloquialmente, que los agarrarían desprevenidos y descuidados.
De igual manera, Guaidó ha llamado a una nueva acción de calle para el viernes de la próxima semana, 5 de julio, en su intento desesperado por reoxigenarse ante los golpes que de sus propias huestes le han propinado debido a sus malos manejos con el dinero robado, y que pertenece al pueblo venezolano. Su desespero es tal y sus mala juntas también (a propósito de la reciente incorporación del sempiterno candidato presidencial perdedor, Henrique Capriles) a realizar una burda copia del Plan “Vuelta a la Patria”, implementado por el Gobierno Bolivariano, y que Guaidó pretende denominar “Vuelta a Casa”, y que para que nuestros profesionales vuelvan al país. Y aquí surgen algunas interrogantes: ¿Quién le dará el apoyo de aviones, y toda la logística para traer a nuestros compatriotas? ¿Los gobiernos de derecha de la región? ¿El gobierno de EEUU? Realmente y como lo señaló en alguna oportunidad Cristina Fernández de Kirchner: “Se puede volver de todos los lugares, menos del ridículo”.
Sin embargo, más allá de estas consideraciones apretadas que hacemos de la evaluación del entorno, no es menos cierto que no podemos bajar la guardia. El fascismo criollo pretende que entremos en el segundo semestre del año 2019 con toda una espiral de ingobernabilidad, violencia y caos, a fin de justificar todo el despliegue del Comando Sur, a fin de poder intervenir militarmente en Venezuela (la gira de Faller y su envió de una carta al Ejército a la víspera de la conmemoración de los 198 años de la Batalla de Carabobo así lo confirman).
Indudablemente no es que nos importe mucho lo que en la OEA se discuta, y cualquier resolución y decisión que puedan adoptar con respecto a Venezuela no tendrá efectos jurídicos vinculantes sobre nuestro país. Pero de alguna manera estaremos atentos ante cualquier amenaza o violación que pretendan proferir contra la Patria de Bolívar y Hugo Chávez, pues les haríamos pagar muy cara su osadía.
Ante los incipientes intentos de volver a desestabilizarnos, producto de las derrotas que les hemos inflingido y el desmantelamiento de los planes golpistas, pues en esta oportunidad no será la excepción, y estoy seguro que una vez más, y como siempre, al final, nosotros venceremos.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
[email protected] @juanmartorano