- Porque implica autoafirmacióny respeto, tanto por los demás como por nosotros mismos.
- Porque implica asegurar con firmeza y decisión cuanto decimos y hacemos, aceptándonos tal cual somos.
- Porque implica autoestima: no podemos hacernos respetar si nosotros mismos no nos creemos merecedores de respeto.
Cuando somos capaces de hablar y de discrepar sin miedo al rechazo, cuando somos capaces de decir no a las exigencias de los otros y obramos sin sumisión. Cuando aceptamos nuestras propias equivocaciones y las comprendemos de la misma manera que las aceptamos en los demás, entonces estamos siendo asertivos.No se trata de sentirnos superiores, sino de conocernos y valorarnos en la justa medida; de forma racional, realista y positiva. Se trata de ser capaces de expresar tanto sentimientos positivos como la gratitud o la admiración, como sentimientos negativos como la insatisfacción o la decepción.
- La timidez: tener un miedo excesivo a hacer el ridículo.
- La falta de autoestima: no confiar en nuestra propia valía; pensar que hemos de complacer siempre a los otros para conseguir que nos aprecien
- Pocas habilidades de comunicación: no ser capaces de expresarnos adecuadamente, o no saber entender lo que nos dicen. Dejarnos llevar por los prejuicios, no ser capaces de discutir sin pelear.
- La sobreprotección: no haber aprendido a hacer las cosas por nosotros mismos. El miedo a quedarnos solos, que nos convierte en personas dependientes y manipulables.
Básicamente reforzando nuestra autoestima.Eliminando todos esos pensamientos automáticos que nos inducen a creer que valemos menos que los demás, que nos hacen creer que los demás no nos van a querer si no les complacemos en todo. Venciendo la timidez, el miedo al ridículo. Liberándonos de esos complejos de culpa que tan a menudo nos inculcaron en la infancia y que no nos dejan reclamar lo que nos merecemos. Olvidándonos de eso de que "hay que dar la otra mejilla" o "no hay mejor desprecio que no dar aprecio"...
Porque no es cuestión de ir por la vida buscando pelea, ni de ceder a la provocación, sino haciéndonos valer, procurándonos respeto.