El mundo del presente está dominado por la ley del más fuerte, una ruta autoritaria y llena de abusos e injusticias que es incompatible con la democracia y conduce a la locura, la injusticia, la guerra y la destrucción de la civilización. Países como Cuba, China, Corea del Norte, Rusia, Irán, Venezuela y otras muchos reducen constantemente los derechos y garantías del ciudadano e incrementan los poderes de una clase política que se desliza hacia la tiranía o ya está en ella. En España, esa tendencia hacia la tiranía, claramente visible en el gobierno socialista-comunista que preside Pedro Sánchez, no para de crecer. Recientemente, con jugadas tan sucias e injustas como la entrada en vigor de la nueva Ley de Memoria Democrática y el intento de suavizar las penas que castigan el delito de sedición, sólo para beneficiar a los golpistas catalanes, ahora socios de Pedro Sánchez, la apuesta por la imposición de las ideas oficiales en contra del criterio de las mayorías ha crecido y acerca al país a los aledaños de la brutalidad de los estados absolutos y opresores. —-
Los ciudadanos son obligados a soportar medidas, leyes e imposiciones que no desean, pero que gustan a los gobernantes. La democracia, un sistema que fue ideado precisamente para controlar el poder de los políticos y otras élites, evitando así la tiranía, está siendo asesinada o está agonizando en muchos países del planeta, sin que el pueblo se alce para defenderla.
La invasión de Ucrania y las masacres de civiles que realizan los rusos son manifestaciones del predominio de esa "Ley del Más Fuerte" en la política mundial.
El poder político ha perdido el miedo a las leyes, se ha despojado de la virtud y ha aprendido a narcotizar a los ciudadanos, a engañarlos y hacerlos esclavos, lo que les proporciona un poder desmedido y una impunidad ilícita e indecente.
El dominio del “homo homini upus” (El hombre es un lobo para el hombre) es total en nuestro tiempo, gobernado por mediocres y canallas sin escrúpulos. El principio criminal de "El fin justifica los medios", responsable de masacres y muchos asesinatos, tiene cada día más vigencia en los espacios totalitarios e inmorales del poder mundial.
La democracia, a pesar de sus defectos, ha demostrado ser el mejor freno ante el abuso de poder y la tiranía. Pero la democracia sólo funciona cuando la ley es igual para todos, los poderes del Estado compiten entre sí, los políticos están controlados y cuando las libertades y derechos preservan al pueblo de la opresión y el abuso que siempre pretenden imponer lis canallas, los corruptos y las bestias humanas.
Rebelarse contra ese nuevo poder tiránico no es una opción para los demócratas, sino un deber ineludible. El mundo canalla que esos nuevos políticos opresores representan debe ser derrotado, en primer lugar en las urnas.
Francisco Rubiales