Una de las quejas más comunes de los padres es que su hijo no es capaz de mantener la atención 'ni un minuto', esto es tan universal simplemente porque es cierto. No se trata de que el niño sea más o menos activo o nervioso, es que simplemente no están preparados para estar atentos más que unos pocos minutos cuando son pequeños.
Esto lo saben bien en las guarderías y escuelas infantiles, en ellas las actividades que se programan son muchas y variadas ya que pedirle a un niño pequeño que esté sentado sin moverse más de diez minutos es una misión casi imposible.
Su capacidad de atención y concentración se dispersa con facilidad y los padres deben ser conscientes de ello, comprenderlo y evitar castigarles o recriminarles algo que no pueden evitar.
La capacidad de atención de un niño va aumentando con la edad
La capacidad de atención y concentración no va a ser igual en todas las etapas de la vida de un niño. Cuando son bebés podemos observar a simple vista como van cambiando rápidamente el objeto de su interés, normalmente no se cansan fácilmente de las caras de sus seres queridos, sobretodo de la madre, pero es fácil ver como pasan de uno a otro objeto o actividad, ya que están explorando el mundo que les rodea.
A partir de los dos años podemos observar como su atención se empieza a centrar en aquello que le interesa, si le gustan los coches pasará mucho más tiempo jugando con ellos, lo mismo si le atrae la pintura o las construcciones. Este es el momento además de empezar en la escuela infantil donde poco a poco se va a ir acostumbrando a una serie de rutinas que precisan de su atención durante un tiempo concreto.
A partir de los tres años y con el inicio de la escolarización el niño ya es capaz de mantener la concentración durante más tiempo y es cuando se empieza a trabajar en serio con ello. Esto es necesario ya que esa capacidad es la que le va a permitir un mayor rendimiento académico. El niño que no es capaz de concentrarse o que pierde su atención con mucha facilidad suele tener problemas en la escuela asociados además con otro tipo de desordenes psicológicos.
Tiempo de concentración de los niños según la edad
Como orientación, normalmente hasta los seis años los niños pueden estar sin problemas durante unos 20 minutos realizando una misma actividad, a partir de ahí se produce la pérdida de atención. En este caso es necesario una pausa o distracción para volver después a retomar la actividad. En este sentido es importante el juego para ayudarles precisamente a concentrarse y es que mientras juegan crean sus propias reglas en su mundo imaginario y esto también requiere de una gran concentración, pensemos sino cuántas veces nuestro hijo ni nos ha escuchado de lo metido que estaba en su juego.
A partir de los seis años ya pueden estar sentados más tiempo realizando una tarea o un ejercicio, de todos modos cada media hora aproximadamente necesitarán alguna pequeña pausa que les permita seguir.
De todas formas este proceso dependerá mucho del niño, de su personalidad, intereses, nivel de maduración... Lo importante será conocerlo y saber como funciona antes de pensar que puede tener algún déficit en esta área.