Este fármaco es un antipalúdico que los médicos utilizamos para el tratamiento y la prevención de la malaria desde 1999.
El estudio fue realizado por un equipo de la Universidad de Aarhus el cual descubrió que la atovacuona bloqueaba la infección de las variantes Alfa, Beta y Delta de COVID-19 en células pulmonares humanas in vitro .
Los investigadores impulsaron el estudio tras la evidencia anecdótica de Canadá donde las personas que tomaban el medicamento parecían tener cierta resistencia al COVID-19. O no estaban contrayendo el virus o los síntomas no eran graves si lo hacían.
El potencial antiviral de la atovacuona se conoce desde el 2019 ya que demostró que inhibía la reproducción del virus Zika in vitro. En este estudio, los investigadores sugirieron que la atovacuona inhibía la replicación del ARN, evitando así que el virus se reprodujera. Otro estudio de laboratorio de 2020 encontró que el medicamento inhibía la fusión del virus del Zika y el virus del dengue en las membranas de las células hospedadoras. Los virus se fusionan con las membranas celulares para invadir las células huésped.
Los investigadores postularon varios mecanismos posibles para el efecto observado de la atovacuona sobre el SARS-CoV-2. Sugieren que puede inhibir la replicación viral, prevenir la unión de la proteína de pico a laReceptores ACE2 y prevenir la expresión de marcadores inflamatorios.
Ya se están realizando dos pequeños ensayos clínicos de atovacuona. Uno, en etapa 2 en Texas,que terminó en enero de este año, pero los resultados no se publicaron. Se desconoce si los investigadores están planeando ensayos clínicos más grandes.