Un motivo crucial es la falta de un modelo mental, adecuado a nuestros tiempos.
Esto significa que, habiendo transitado por los habituales modelos orientados a la artesanía, la producción, el marketing y las finanzas, muchos empresarios llegaron al modelo abierto, que implica una apertura en la forma de hacer negocios, aprovechando todas las ideas disponibles. Incluso recurriendo a novedosos conceptos de asociación y alianzas.
Sin embargo, esta visión muy superadora, aún no rompe con el enfoque del mundo simplemente y absurdamente lineal.
Entonces, tenemos que modificar nuestra forma de pensar, para entender que formamos parte de sistemas que son abiertos, reflejan un enfoque de procesos, y son totalizadores, circulares, dinámicos e integrados.
Todos estos sistemas que, a su vez se subdividen en subsistemas, están buscando permanentemente sus equilibrios, mediante una serie de procesos llamados reforzadores y compensadores.
Nuestras empresas, en su aspecto interno, y los contextos de todo tipo que las rodean, son notorios ejemplos de sistemas y subsistemas en funcionamiento, cuyas múltiples relaciones se perciben continuamente.
Estas relaciones, nos pueden afectar en diversos sentidos. Por eso, es fundamental entender y aplicar la mecánica de los sistemas.
Inicialmente, es útil conocer las leyes aplicables a los sistemas.
La primera, nos marca la ineficiencia de la fragmentación de los sistemas. Esto significa que cuando algo se separa en partes, pierde potencia. Por ejemplo, una empresa sectorizada, dividida, no vista como un todo interrelacionado, tiende mortalmente a debilitarse, cada vez más.
La segunda ley, nos dice que cuanto más presionado es un sistema, más presiona este en sentido contrario. Si hacemos algún cambio que afecte una parte del sistema, no podemos esperar una situación neutra, ni una falta de respuesta. Seguramente, obtendremos una reacción o resistencia, que deben ser previstas.
La tercera ley, nos habla de las mejoras aparentes, que se producen cuando las soluciones no son de fondo, sino coyunturales.
La cuarta ley es la que nos explica que existen demoras muy habituales, entre la puesta en acción de las decisiones y el resultado de las mismas.
La quinta ley, es la que nos recuerda la alternancia de los ciclos positivos y negativos.
La sexta ley, manifiesta que todo sistema tiene, al menos, un límite al crecimiento.
La séptima ley, nos dice que actuando en la remoción del limitante principal, o palanca, el sistema ganará un dinamismo más que proporcional.
Como se puede apreciar, el correcto conocimiento de estas leyes y sus alcances, su aplicación en la práctica y su complementariedad, nos dan relevantes ventajas operativas, que se pueden volver también competitivas.
Esta forma de pensar, surge básicamente de las ciencias naturales, y se ha expandido a todas las áreas de la actividad humana: administración, economía, medicina, ingeniería, abogacía, ciencias sociales, etc.
Tenemos que acostumbrarnos a que: todo está conectado con todo. No se puede hacer una sola cosa. No hay que esperar algo por nada, siempre hay un costo escondido. No trate de controlar a los jugadores, cambie de reglas de juego. No hay que crear reglas inaplicables. No hay soluciones simples. No hay respuestas finales. Toda solución crea nuevos problemas. Las buenas intenciones no alcanzan. Anticiparse es siempre ganar en el largo plazo.
Las frases enumeradas, son una excelente guía para recorrer los principios del pensamiento sistémico.
Este pensamiento sistémico, también prioriza la distinción entre las causas y los efectos de los problemas. No tiene resultados válidos, operar sobre los efectos. Se debe remover las causas. Si es posible la causa más importante, o causa raíz.
Asimismo, la visión sistémica no puede admitir como correctos, los comportamientos de desplazamiento de la carga del problema. Tanto en otra persona, como para adelante, en el tiempo.
Es obvio que la teoría de sistemas, tiene una aplicabilidad positiva e indiscutible, en el Management de hoy.
Gerencialmente, se expresa pensando globalmente y actuando localmente, ambas cosas a la vez.
También se deben evitar las decisiones simplificadas y las soluciones ya aplicadas en situaciones anteriores.
El liderazgo actual de nuestras empresas, debe proponerse cambiar algunas palabras resaltadas en nuestros diccionarios del pasado, por otras, que representan ideas más creativas, más revolucionarias y más modernas.
PODER VS. COMUNICACION.
MANDATO VS. INFLUENCIA.
REACCION VS. PROACCION.
FRAGMENTACION VS. INTEGRACION.
SUBJETIVIDAD VS OBJETIVIDAD
CORREGIR VS. PREVENIR
IMPONER VS. NEGOCIAR.
COMPETENCIA VS. COOPERACION.
REMUNERACION VS. MOTIVACION.
PRACTICIDAD VS CALIDAD.
DATOS VS. INFORMACION.
ENTRENAMIENTO VS. APRENDIZAJE.
CONFLICTO VS. PARTICIPACION.
DEPARTAMENTALIZACION VS. CONJUNTO.
PLANEAMIENTO VS. ESTRATEGIA.
Si, Ustedes analizan en profundidad, el significado de cada una de las palabras, mencionadas en 2º lugar y las diferencias con las primeras, comprenderán como las segundas responden mucho mejor al requisito integrativo del enfoque sistémico.
El gran autor Peter Senge, nos enseñó 5 pasos, para conseguir el mayor éxito posible:
· Pensamiento Sistémico.
· Dominio Personal.
· Modelos Mentales.
· Construcción de una Visión Compartida.
· Aprendizaje en Equipo.
Por último, es muy importante, para ir terminando, ver como el avance del pensamiento sistémico se instaló en las empresas, mediante los nuevos sistemas de dirección y planeamiento, los sistemas de producción, sistemas de compras, sistemas de logística, sistemas de comunicación, sistemas de información, sistemas de control de gestión, la negociación, la calidad total, la Responsabilidad Social Empresaria, los sistemas de protección al medio ambiente; entre otras particularidades, que tipifican a una empresa, que no vive aislada del mundo y está muy interesada en lo que sucede en el mismo
Fuente NEWSLETTER Nº 105. JUNIO DE 2010. BARTAK – BOZZALLA & ASOC.