No es habitual, pero sí relativamente frecuente (sobre todo en casos de muertes puerperales) que, pensando en ahorrarse los costes del sepelio o en evitar trámites burocráticos, los familiares aprovechen la autopsia para mostrar su interés en donar el cuerpo a la ciencia.
Como ya sabemos por entradas anteriores, no tiene mucho sentido. Si los órganos son extraídos en la autopsia, ¿qué queda para estudiar después?.
No me permitirán la similitud (no me la tengan en cuenta; hace doce días que apenas duermo), pero sería como regalar a un niño la caja vacía del barco pirata de Playmobil…
La donación de cuerpos es interés y competencia de las universidades. En nuestro caso (y como tratándose de fallecidos somos los primeros en ser preguntados), la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla nos ha facilitado los documentos informativos y formularios necesarios, en caso de que alguien muestre interés. Cada Universidad tiene sus trámites, así que conviene informarse en vida y no dejarlo para última hora, estorbados por el duelo y las prisas por los demás trámites burocráticos.
Pero que no se puedan donar a la Universidad esos cuerpos de nonatos no significa que los padres se tengan que hacer cargo de ellos si no lo desean. Igual que se conservan los órganos habitualmente en una autopsia, los cuerpos de pequeño tamaño también pueden conservarse y ser incinerados tras el periodo habitual de conservación (sabiendo que en este caso no se remitirán las cenizas a la familia).
Imagen de portada: Bryckmantra