Revista Comunicación
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En el cruce de Avenida de Mayo y Salta, en el centro porteño, hay un café. Un lugar en el que subyace la España que vivió la Guerra Civil y una Buenos Aires que la peleó desde una esquina. Pasaron 80 años desde el inicio del conflicto y también 80 años del Bar Iberia, que funcionó como frente local de combate y el domingo fue homenajeado por ser un símbolo de España en la Ciudad.
Nació como el bar La Toja en 1897. Ubicado a una cuadra del Comité Central de la Unión Cívica Radical, fue punto de encuentro de los seguidores de Leandro Alem. Recién en 1936, con la compra del espacio por parte de un exiliado español, Daniel Calzado, se convirtió en la sede de los republicanos. En el salón, sentados a sus mesas, frente a platos más de olla que gourmet, compartían noticias de su tierra, anhelaban la victoria de los rojos y la derrota de los franquistas. También, juntaban alimentos y ropa que enviaban a la península, redactaban consignas, decidían movimientos futuros.
“En el Iberia tenían un libro de actas: ‘La República en el exilio’, en el que registraban cada una de sus reuniones”, dice Manuel Novo, dueño actual del bar, a Clarín. El registro se perdió, pese a los intentos por hallarlo, pero su existencia no se duda: “está en el relato de la mayoría de los clientes antiguos”, agrega Novo.
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Enfrente al Iberia, donde hoy hay una sucursal del banco chino ICBC, estaba el Bar Español, el bastión porteño de los franquistas. Eran dos posturas viscerales conviviendo a metros. Algunas noches, los enfrentamientos eran tan fuertes que volaban sillas y mesas de un cordón a otro de la avenida. En las reconstrucciones más violentas hay un camión, en otras no. Parte de la historia repetida dice que en marzo de 1938 los republicanos ubicaron un camión con altoparlantes en el medio de la calle, a la altura de los dos bares. Desde el vehículo sonó el “Himno de Riego”, que tuvo carácter oficial de 1931 a 1939, y se desplegaron consignas anti fascistas. Los franquistas respondieron tirando todo lo que tenían -vasos y platos incluidos- contra el camión. La pelea terminó con la intervención de la Policía local. (…) Por esos años, la Avenida De Mayo y sus alrededores eran tan españoles que también ofrecían la postura neutra. En Hipólito Yrigoyen 1201 estaba, y aún está, El Imparcial, un bodegón que se habría nombrado así por no albergar ninguna de las posiciones.
En forma oficial, la Guerra Civil terminó en abril de 1939 y la historia del Iberia no se agotó. También supo ser una parada obligada de artistas y músicos por su cercanía con el Teatro Avenida.
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MARÍA BELÉN ETCHENIQUE
“El bar que cuenta la historia de los españoles en Buenos Aires”
(clarín, 31.10.16)