Revista Opinión

La Aventura De Los Instintos Parte I

Publicado el 29 octubre 2018 por Carlosgu82

Esta historia es de mi autoría, por si acaso:

Me desperté por la mañana con el sol golpeando mi cara como indicándome que era un buen día para salir. Mi buen ánimo me levantó de pronto pues ya no sentía sueño remanente como los días anteriores, era como si hubiese dormido por todas las noches que no pude. De inmediato tomé una ducha, preparé mi desayuno, lo comí un poco al andar ya que tenía en mente completar algunas sesiones fotográficas para la revista que me había contratado, también sabía que debía completar las letras de las canciones que iban a ser parte del primer sencillo de la banda que había creado y que hasta el momento solo había tocado algunos covers que nos dieron algo de fama.

Mientras iba camino a mi trabajo me distraje tanto pensando en lo que iba a hacer que no vi venir una bicicleta con una linda rubia montada en ella, de tal forma que terminé en el suelo algo sorprendido, aún más al verla. En ese instante ella se acercó a ayudarme y preguntarme si estaba bien, pero no pudo evitar quedar cautivada por mi mirada. Al mirarnos mutuamente un rato le pedí disculpas rápidamente por educación y le pregunté por alguna daño a su bicicleta o a ella misma, sin embargo me interrumpió riéndose y diciendo que la culpa era de ella por no tener cuidado. Después de una corta charla le terminé ofreciendo la oportunidad de ser modelo para la revista en la que yo laboraba por lo bella que era y entre mis halagos y sus sonrojos, ella terminó aceptando, así que le di mi número y me despedí

Cuando ya estaba sentado en mi escritorio revisando algunas fotos que había tomado y las citas de trabajo que tenía pendientes sabía que iba a demorar más de lo normal, pero para alivianar las cosas mi jefe me dio la gran noticia de la contratación de una asistente para organizar un poco la agenda. Al verla por primera vez quedé impactado con su brillante cabello rojizo y sus curvas pronunciadas que denotaban un intenso trabajo en el gimnasio. Entre nuestras conversaciones parecía haber cierta química que volvía todo más fácil para mí, era como si se adelantara a lo que estaba pensando y coincidíamos en ciertos puntos de vista. Así que la invité a salir la siguiente noche.

Me reuní con mi banda después de terminar varias letras que lucían prometedoras y con ayuda de Mike el guitarrista, le dimos la música que necesitaban ya que tenía experiencia armonizando los demás instrumentos de acuerdo a lo que expresaba la canción. Una vez terminado ese arduo trabajo las llevamos con un amigo que era productor, quien nos dijo que también ayudaría con la promoción en caso de que le permitieran reproducir en la radio algunas canciones. Sinceramente solo esperábamos llegar hasta ahí, ni siquiera en nuestros más optimistas sueños imaginamos el éxito que tendría ese primer disco.

Se acercaba la noche y yo estaba tan cansado que me recosté un momento en el sofá y prendí la televisión, de pronto recibí un mensaje de Kate, la chica con la que me tropecé, expresando que quería el trabajo pero no sabía cómo empezar ya que nunca lo había hecho. Después de pensar un rato la persuadí para vernos el día siguiente en mi oficina y luego ir al estudio a realizar una sesión fotográfica.

Como por una extraña suerte el día siguiente iba a ser uno de sus días inolvidables, si el anterior fue genial, este fue fantástico. En la mañana recibí a Kate para conversar sobre lo que tenía que hacer como modelo, se sentía muy entusiasmada. Yo intentaba en todo momento disimular la fuerte atracción y deseo que me provocaba sobre todo por sus enormes pechos, que eran un atributo a explotar en las sesiones. Una vez dentro del estudio ella se cambió de ropa e iniciamos con las fotos con ropa casual, en cada pose le dije que actuara lo más natural y relajada posible. Entrando en ambiente ella se sintió con más confianza para ser fotografiada en diminutas prendas como bikinis y ropa interior. En ese instante sentí como mi circulación aumentó notablemente y me puse algo nervioso así que tuve que tomar un descanso. Mientras me regañaba a mí mismo por actuar así considerando lo acostumbrado que estaba a observar el cuerpo femenino en mi trabajo, ella se acercó con una actitud serena y coqueta a la vez, pidiéndome que me relajara mientras ella me daba un masaje en los hombros y hasta en otras partes más sensibles. No pude evitar acercarme a ella y besarla al mismo tiempo en el que se quitaba lo poco que traía puesto. Los detalles de lo que sucedió luego están demás, basta con decir que al salir del estudio tratamos de que nada delatara lo que había acabado de ocurrir, ya que afuera estaba mi asistente y otros colegas que afortunadamente no escucharon los gemidos de Kate gracias a la disposición acústica con la que se había construido el cuarto del estudio.

Por la tarde junto con mi banda tuvimos una entrevista en un programa televisivo de mediana audiencia por el éxito de nuestro disco. Sarah, la presentadora estuvo preguntándonos todo tipo de cosas desde nuestros próximos trabajos hasta la inspiración de nuestra primera canción, lucía muy profesional y seria pero sin perder la gracia que hace sentir en ambiente a los invitados. Sin embargo al terminar se tornó algo distinta, empezó a pedir con desesperación un cappuccino mientras se quejaba de errores técnicos y apuraba a las maquilladoras; sé que puede ser normal en su trabajo pero lo hacía con un semblante de fastidio y desidia que hubiesen espantado a cualquiera. En ese instante les dije a los muchachos que se adelantaran que iba a hablar de temas laborales con los camarógrafos, pero en realidad iba a hablar con Sarah ya que después del caliente momento con Kate estaba un poco más activado de lo normal. Empecé expresándole mi gratitud por la invitación, la felicité por su programa y el resto de mi plática fluyó como un río sin darme cuenta terminé invitándola a comer en un restaurant. Lamentablemente volvió a mostrarse molesta y parecía que todo el esfuerzo anterior al cambiarle el humor había sido en vano, pese a aquello no me rendí y me despedí diciéndole que solo quería quitarle el estrés un poco de tanto trabajo.

Recordé que tenía una cita con Jessy mi asistente,  por la noche, así que me preparé para disfrutar el momento y olvidar la anterior falla. Cuando llegué al bar donde quedamos la vi en la barra, estaba sumamente encantadora como era de esperarse, la sorprendí por detrás como para romper el hielo y continué con unas cuantas bromas, me sentía un poco más ligero de lo normal. Nos sentamos por un rato ya que no me gustaba bailar y charlar era la mejor opción para mí, traté en lo posible de no hablar mucho de mí y dejé que ella se sintiera libre de expresarme lo que ella sentía, aunque al principio solo me habló de su familia, amigos, hobbies, un rato más tarde y con unas cuantas copas de vino y champagne encima empezó a reírse bastante mientras me decía que estaba deseosa de divertirse esa noche. Tuve que leer entre líneas lo que me trataba de decir porque a pesar del trago trataba de parecer lo más recatada posible. Como ya habíamos estado un buen rato allí decidí invitarla a mi departamento, naturalmente aceptó, seguimos hablando mientras ella se sentaba en el sofá un rato a mirar la televisión, aunque dejó el control remoto al ver que no había nada interesante. Le pedí su apreciación respecto a mi dormitorio y ella lo empezó a recorrer un poco tambaleando pero con suficiente equilibrio para no caerse, jugó un poco con la ropa que tenía en mi armario y nos reímos un rato, por momentos me imitaba de una forma tan hilarante que no podía evitar reírme aunque me sentía algo ofendido de que me viera así. La situación se tornó más candente cuando entre juegos de pronto nos abrazamos y para mi sorpresa parecía que el efecto del trago se le había pasado ya que estaba más lúcida y no se tambaleaba como antes, además me dijo en un tono muy serio que yo le gustaba desde el primer momento en que nos vimos y que esperaba una oportunidad tal para decírmelo, ya que no quería que la tomara como a una cualquiera. Nos miramos intensamente y la besé suavemente al mismo tiempo que dejábamos que nuestros instintos nos guiaran durante ese encuentro que fue mucho más mágico que el anterior con Kate, esta vez lo sentí más cariñoso que placentero.

La Aventura De Los Instintos Parte I


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