Revista Cultura y Ocio

La aventura del submarino italiano Michele Bianchi

Por Grisom_es @JuanjoOrtizCruz
El 3 de noviembre de 1940, tras un combate frente al puerto neutral de Tánger contra el destructor inglés HMS Greyhound y con algunos daños, entra en el puerto el submarino italiano Michele Bianchi, pero el viaje hasta allí no había sido fácil.

Michele Bianchi

Michele Bianchi

El Michele Bianchi, un submarino transoceánico de la clase "Marconi", había salido de La Spezia, el 28 de octubre con destino a la base atlántica de Le Verdon (Burdeos). Pero para ello debía cruzar el estrecho de Gibraltar, permanentemente vigilado por los británicos. No era una empresa fácil, pero ya lo habían logrado otros submarinos antes.
El mayor peligro no venía realmente de los ingleses, sino del mar constantemente agitado por el encuentro de las corrientes atlántica y mediterránea, que provocaba remolinos y vacíos de agua tan profundos como abismos.
Al principio todo iba dentro de lo normal. Durante el día sumergidos y durante la noche en superficie para recargar las baterías. Tras una semana el Michele Bianchi avista las costas de Gibraltar y el comandante, capitán de corbeta Adalberto Giovannini, ordena la inmersión. Si todo va bien es misma tarde emergerán en el Atlántico. Pero no sería tan sencillo.
La luna nueva de noviembre había aumentado las mareas. El "baile" comenzó a las poca millas, la profundidad descendía, se estaban acercando demasiado a la costa africana, Los saltos eran continuos, algunos de decenas de metros. A las 8:20 el Michele Bianchi es tragado por un vacío de agua. El descenso al abismo se detuvo a los 120 metros, al límite de resistencia del sumergible, más profundidad podría ser la muerte.

Michele Bianchi

Capitán de corbeta Adalberto Giovannini

Para frenar el descenso, soltaron lastre y subieron a una velocidad de vértigo, con el temor de emerger repentinamente ante los cañones británicos del peñón. Se detuvieron a 50 metros de la superficie para ser, de nuevo, engullidos por otro vacío.
Las manecillas de los manómetros de profundidad no dejaban de descender: 100 metros, 120, 130, 140 hasta llegar a los 142 metros. A pesar de los crujidos del casco, este parece aguantar. De nuevo otra subida a gran velocidad y otra caída hacia el fondo. Los hombre maldicen, rezan y gritan mientras las manecillas marcan: 120, 130, 140, 150, parando en 154. El casco resiste de milagro. Todos rezan. El Michele Bianchi se vuelve a lanzar hacia la superficie. A las 15:50 emerge y el capitán sale a la torreta. A poca distancia se encuentran las baterías británicas, pero milagrosamente todo está en calma. Tan solo hay un par de pesqueros y el submarino puede cruzar el estrecho.
Durante una hora todo transcurre con relativa tranquilidad hasta que aparecen algunos navíos enemigos. El más cercano es el Greyhound que avanza hacia ellos. El comandante Giovannini sabe que no puede enfrentarse al enemigo y decide sumergirse para llegar al puerto de Tánger. Mientras el Greyhound le dispara con sus cañones de 120 mm y le lanza cargas de profundidad.

Michele Bianchi

HMS Greyhound

Tras pasar un mes en Tánger realizando reparaciones, en total silencio y en secreto, el Michele Bianchi zarpa en una noche de luna llena y mar en calma con la ropa de la tripulación aún colgada en el exterior. A las 2:44 giran en la punta del puerto a toda máquina. Aunque los británicos siembran el mar de cargas de profundidad logran escapar. Habían salido de Tánger un viernes 13. Finalmente llegaron a Le Verdon sin novedad.
Su suerte terminó el 5 de julio de 1941 cuando fue hundido por otros submarino, el británico HMS Tigri,s a 150 millas náuticas del estuario de Gironde, cuando el Michele Bianchi se dirigía hacia el Atlántico.
Para saber más:
La Segunda Guerra Mundial, ed SARPE (p. 312)
ABC (Hemeroteca)
Mundo SGM
Wikipedia
El Gran Capitán
Exordio

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