
Intentar transmitir las sensaciones que nos han causado los lugares que hemos visitado, en los viajes que hemos hecho hasta el momento, nunca ha sido fácil. Pero transmitir lo que hemos sentido navegando por la hermosísima Bahía de Halong va ser poco menos que imposible. No se si existirán las palabras adecuadas para describir esta maravilla natural, o si yo seré capaz de encontrarlas, por lo que este reportaje será sobre todo visual. Es un lugar mágico. Pero para empezar bien el día teníamos que reponer fuerzas con un buen desayuno. Y si es frente a las cristaleras de popa y contemplando aquel maravilloso espectáculo natural, mejor que mejor.


Mientras, en la popa del Zaandam, fondeaba una pequeña embarcación con una pareja vietnamita y sus dos pequeñas hijas gemelas. Esa pequeña barca era su hogar, donde duermen, donde cocinan, donde almacenan los barreños de agua dulce, donde tienden su ropa y donde también pescarán su principal sustento.

En la popa de la pequeña embarcación estaba situada la "cocina", un pequeño infiernillo y los cacharros y algún cuenco. Para moverse utilizan el motor de una moto adaptado como fueraborda. Algo muy común en todos los países del sudeste asiático, donde usan el ingenio para todo.

Mi asombro fue ver como una de las pequeñas niñas saltaba al pequeño y frágil bote, y con una maestría pasmosa e impropia de su edad, remaba hasta la vertical de la popa del crucero y mendigaba limosna a los pasajeros que se asomaban por cubierta. Fue una escena que me dejó bastante impactado o desconcertado, o yo que se, pero que más tarde viviríamos de nuevo con otro bote de otra familia mendigando ayuda a los pasajeros que llegaban en los tender.

Esta barcaza de transporte de coches varada en una rampa servía de improvisado muelle para los tender.



Embarcamos en el sampan y comenzamos la que sería una de las navegaciones más emocionantes y maravillosas de nuestra vida, y hasta misteriosa y fantasmagórica al principio, a medida que la silueta de las islas e islotes aparecían de entre la niebla mientras avanzábamos hasta la Isla de las Maravillas. Allí, tras desembarcar del sampan, pudimos visitar la cueva de las Estacas de Madera y sobre todo la cueva del Palacio Celeste (Dong Thien Cung), a la que se accede después de subir un montón de escalones ya que está a más de 50 metros por encima del nivel del mar. Las cámaras lucen preciosas con una iluminación multicolor que le da más espectacularidad.



Estas galerías ya maravillaron en su día a los franceses.....

.... con sus espectaculares formaciones de estalactitas y estalagmitas

Vista de una parte del poblado flotante que más tarde visitaríamos en pequeñas barcas de remo

Una anciana se abarloó con su pequeño bote cargado de frutas y otros alimentos a la pescadería flotante donde nos encontrábamos nosotros con la esperanza de vender algo de género.

Y esta es la pescadería del poblado flotante. Pero aquí el pescado, y el marisco también, se mantiene vivo encerrado en redes en el agua

Pronto le salió competencia a la anciana. Esta chica también se acercó a probar suerte

El marisco y el pescado más fresco imposible

Cuantas veces he deseado saber lo que pasa por la mente de las personas. Y esta es una de ellas ¿Qué pensamientos la podrían estar rondando por la cabeza en esos instantes?

